OLVÍDATE DEL PUNTO
Sin duda habrás oído hablar del punto G y hasta es probable que hayas dedicado bastante tiempo a localizarlo, para terminar por preguntarte si alguna vez lo encontrarías. Tal como avanzamos anteriormente, el punto G es mucho más que un punto; llamarlo así es en realidad un error. En todo caso es un área, una extensión sensible. Olvídate del término punto G y piensa en él como un nódulo. Piensa en este nódulo como si fueran las “raíces” invisibles de una flor que se adentra en el “suelo” de tejido eréctil y osamenta pélvica.
Ahora que ya sabemos lo que buscamos, salgamos en su busca.
ACÉRCATE
Hemos hablado de las posibilidades de la estimulación manual introduciendo un solo dedo, el índice inmóvil, en la antesala de la vagina. Ahora vamos a mover ese dedo:
- Introduce el dedo índice estirado y cúrvalo a continuación, como cuando haces a alguien un gesto para que se acerque.
- Frota suavemente el techo de la vagina con la punta del dedo. Al hacerlo, éste pasará sobre el nódulo, una zona de tejido esponjoso que rodea la uretra y se hincha contra el techo de la vagina con la excitación. A estas alturas, localizar el nódulo debería ser relativamente fácil, pues estará hinchado por la acumulación de sangre. La punta del dedo debe terminar el viaje en el tejido esponjoso en la intersección del techo y la entrada de la vagina.
[DIBUJO Presión con el dedo en gancho output_page-166.jpg]
- Presiona ligeramente contra el hueso con la punta del dedo. Es posible que ella se estremezca al primer roce, ahora que estás estimulando una nueva zona caliente de la región del clítoris.
- Además de doblar la punta del dedo hacia arriba, aprieta con éste contra el techo de la vagina, manteniendo la presión sobre la zona. No tengas reparo en presionar contra el techo. El nódulo es menos sensible que el glande y responde estupendamente a una presión firme y prolongada.
Cuando presiones con el dedo el techo de la vagina, sírvete de la mano libre para empujar hacia abajo el monte de Venus. La presión desde arriba complementa a la que se realiza desde abajo y aumenta la sensibilidad de la zona a tu tacto. Esto es debido a que el tejido esponjoso del nódulo anida entre el techo de la vagina y el hueso del pubis, y se hincha al acumularse en él la sangre. (Para visualizar esta técnica consúltese el dibujo de la parte inferior).
- Ahora que ya sabes doblar el dedo índice para rozar el techo de la vagina/nódulo clitoridiano, invierte la posición y haz lo mismo en el suelo vaginal. Mientras recorres el suelo de la vagina estás estimulando el tejido perineal (la zona de tejido eréctil que reviste la región comprendida entre la vagina y el ano).
[DIBUJO Presión sobre el nódulo clitoridiano output_page-167.jpg]
[DIBUJO Pellizco perineal output_page-168.jpg]
Dale un “pellizco perineal”. Cuando estimules el tejido perineal desde dentro con el dedo, usa el pulgar para presionar el perineo desde fuera. En esta posición estás pellizcando literalmente el perineo desde ambos lados.
- Una vez has prodigado tus atenciones al techo y al suelo vaginal, sírvete del índice flexionado para rozar las sensibles paredes de su vagina, a derecha e izquierda, con especial interés a las zonas próximas a la entrada.
- Asegúrate de acompañar este recorrido por las paredes vaginales con los movimientos de lengua descritos en los capítulos anteriores (los verticales serán los más fáciles y naturales en este momento). Si te resulta demasiado difícil combinar la acción de las manos y la lengua, limítate a apoyar la lengua sobre el glande y concéntrate en la estimulación manual.
REPASEMOS
En este capítulo hemos rebautizado el punto G con el nombre de nódulo clitoridiano para ampliar nuestra comprensión de esta importante zona erógena y hemos aprendido a estimularlo manualmente con distintos movimientos de los dedos.