Parte 1: Elementos de estilo sexual

  • 40 El orgasmo femenino: amplía tu vocabulario

    Refinemos un poco nuestro vocabulario para aprender de paso un par de cosas importantes sobre el orgasmo femenino.

    Palabra: Rabelesiano

    Definición: Relativo a Rabelais o su literatura; que destaca por su imaginación exuberante y su capacidad para la caricatura.

    Ejemplo: “Temblaban con violencia las paredes con los gritos de su orgasmo…, tanto que el hombre se preguntó si sus aullidos no serían más rabelesianos que reales”.

    En 1994 Shere Hite observó que más de la mitad de las mujeres entrevistadas para su último estudio fingían el orgasmo y sólo un 42% lo alcanzaba en presencia de su pareja. Recientemente la cifra de mujeres que no alcanza el orgasmo sistemáticamente se ha elevado al 58%. Para saber si una mujer está fingiendo el orgasmo hay que saber cómo es un orgasmo.

    Un cunnilingüista bien informado y capaz de sintonizar con el proceso de respuesta sexual femenina no tendrá grandes dificultades en este sentido. Tal como comentamos anteriormente, a lo largo del proceso se van produciendo distintas señales, especialmente durante la fase del preorgasmo. Entre éstas figuran:

    • La respiración se acelera.
    • Aumentan la temperatura corporal y el ritmo cardiaco.
    • Los músculos alcanzan un alto grado de tensión.
    • Se endurecen los músculos abdominales.
    • Laten los músculos del suelo pélvico y se percibe una resistencia general en toda la zona pélvica.

    Además de observar estos síntomas visibles de excitación en la fase preorgásmica, podrás reconocer el orgasmo femenino por las contracciones involuntarias y espasmódicas de la región genital.

    • Cuando la mujer libera la tensión sexual mediante el orgasmo, la vagina y el útero se contraen entre 10 y 15 veces por término medio; la duración de cada contracción es de unas ocho décimas de segundo; el esfínter se contrae entre 2 y 5 veces. A partir de estas mediciones, la duración del orgasmo femenino se sitúa por término medio entre los 10 y los 25 segundos.
    • En combinación con las contracciones genitales y rectales, muchos otros músculos del cuerpo se tensan y relajan durante el orgasmo en brazos, piernas, cuello y rostro. Hasta los dedos de los pies se flexionan y arquean hacia fuera.
    • La respiración se acelera y el pulso aumenta (entre 110 y 180 pulsaciones por minuto).
    • En algunos casos, la mujer eyacula un fluido ligero.

    Si no estás seguro de que el orgasmo es de los buenos, fíjate en cómo se hinchan y endurecen los pezones. Puede parecer que se yerguen, cuando lo que en realidad sucede es que las areolas reducen su tamaño normal. Otro indicio del orgasmo femenino es la inmediata desaparición del “rubor sexual”, que da paso a una fina capa de sudor.

    Es conveniente pensar en el orgasmo femenino no tanto como “acción” sino como “reacción”: la liberación involuntaria de la tensión sexual que ha aumentado para ser finalmente liberada. Y es también importante recordar que no hay dos mujeres iguales en cuanto a sus orgasmos; tanto es así que muchos terapeutas sexuales consideran la experiencia como algo absolutamente individual y único, de ahí que a veces se hable de la “huella dactilar orgasmica”.

    Dicho esto, hay que añadir que el orgasmo femenino responde en conjunto a unas pautas globales y a que las mujeres experimenten una súbita sensación de “detención”, seguida de intensas y profundas contracciones que poco a poco se tornan más lentas y se diluyen en unos movimientos pélvicos más amortiguados y menos bruscos, hasta su total extinción.

    Volviendo a la cuestión de cómo saber cuándo ella está fingiendo podemos decir que muchas mujeres son capaces de reproducir voluntariamente los signos del orgasmo, incluidas las contracciones de los músculos pélvicos, aunque es poco probable que puedan inventar 8 o 10 contracciones en menos de veinte segundos y fingir al mismo tiempo otros indicios visibles. A decir verdad, los terapeutas sexuales recomiendan en algunos casos a las mujeres con problemas de anorgasmia que simulen el orgasmo para engañar al cuerpo y acostumbrarlo a sentir un orgasmo de verdad.

    Sin embargo, la mayoría de las mujeres saben que no necesitan molestarse en ofrecer un simulacro convincente cuando pueden limitarse a interpretar lo que saben que más gusta y engaña a los hombres. Es decir, un montón de ruido y furia que a la postre no es más que humo. Aunque se trate de una generalización muy extendida, la verdad es que las que más gritan y más tonterías dicen suelen ser las impostoras.

    Un orgasmo no surge de la nada; es el punto de exclamación final de una frase largamente pensada. Cuando la floritura final da la impresión de ser poco seria, suele serlo realmente.

    Palabra: Coadjutor

    Definición: El que ayuda o asiste a otra persona.

    Ejemplo: “En su calidad de diligente y leal coadjutor de la satisfacción de su amante, sabía exactamente qué hacer cuando ella empezaba a contraerse y a temblar de placer”.

    Cuando la mujer empieza a tener las contracciones orgásmicas debes concentrarte por completo en lo que estás haciendo. Mantén la posición. Proporciona un buen punto de resistencia. Siente las contracciones de su orgasmo, el empuje de su pelvis. Deja que sus movimientos pasen a tu cuerpo y devuélveselos en vibraciones de placer. Contén la energía; refrénala. Deja que el orgasmo fluya lentamente. No provoques una explosión rápida y enfurecida; sedúcela para que lo alcance despacio, con latidos fluidos.

    Mantén la calma y la serenidad. Es el momento de no dejarse llevar por el fuego y perder la disciplina. Pronto será tu turno. Asegúrate de terminar lo que has empezado.

    Espera hasta que ella se quede completamente inmóvil. Mientras que los hombres alcanzan un punto de “eyaculación inevitable” en su proceso de respuesta sexual, también conocido como “punto sin retorno”, las mujeres requieren una estimulación constante e ininterrumpida del clítoris aun cuando se encuentran en pleno clímax; de no ser así, el orgasmo puede interrumpirse bruscamente.

    Es fácil confundir los momentos previos al orgasmo con el orgasmo en sí. El orgasmo femenino va precedido de pequeñas y crecientes oleadas de placer que suben y bajan y pueden presentar la apariencia de un orgasmo. Está a punto de llegar a la cima, pero aún no la ha coronado. La zona pélvica se tensa y ofrece resistencia, pero todavía no ha entrado en la fase de contracciones involuntarias. Cuando de verdad se produce el orgasmo, el ritmo que lo precede se interrumpe: sobreviene un instante de violencia, un espasmo, un estremecimiento, como el primer contacto de las ruedas de un avión al tomar tierra. La cumbre del orgasmo puede prolongarse entre 10 y 20 segundos, si bien el proceso en su totalidad, con esas oleadas que producen escalofríos en la columna vertebral, puede prolongarse fácilmente por espacio de varios minutos.

    Palabra: Apoyatura

    Definición: Adorno; es la nota musical que se interpreta antes de la parte esencial de una melodía y por lo general mide la mitad o menos de la mitad de su valor temporal.

    Ejemplo: “Cuando una mujer alcanza el clímax como resultado de la estimulación oral pueden introducirse pequeñas pero eficaces apoyaturas que intensifican y prolongan la experiencia”.

    Cuando la mujer llega al orgasmo durante el coito puedes sentir las contracciones en el pene, pero no hay gran cosa que puedas hacer para intensificar o prolongar esas oleadas de placer, salvo mantener un contacto permanente con el clítoris.

    Durante el cunnilingus, sin embargo, cuentas con el beneficio añadido de poder usar la lengua para rematar el proceso.

    • Una vez comienzan las contracciones orgásmicas -que se prolongan entre 10 y 20 segundos―, juega con la lengua clavándola suavemente en el glande; cúbrelo de lametones breves y verticales, combinándolo con alguna pasada en diagonal. Actúa en todo momento con tranquilidad y con dulzura. Estas “apoyaturas” deben ser como suaves cosquillas a contrapelo del orgasmo. Piensa como si fueran pequeños baches en el camino que no aminoran la velocidad, aunque se advierten claramente. Tómate tiempo; no hagas más de cuatro a seis barridos con la lengua. Cada uno será como una descarga eléctrica y contrapunto del orgasmo: subidas de tensión que continúan intensificando la envoltura del placer hasta que la tensión sexual se agota por completo y abandona el cuerpo. Dicho de otro modo, usa la lengua para extraer hasta la última gota de placer.

    Palabra: Anfractuoso

    Definición: Sinuoso, torcido, desigual.

    Ejemplo: “Tan anfractuoso era su proceso de excitación, tan mareante y lleno de rodeos su viaje que, incluso cuando la última de sus irregulares contracciones se hubo extinguido, él no estuvo completamente seguro de que todo no hubiera sido más que una mera puesta en escena”.

    Sabrás que el clímax ha pasado cuando su cuerpo se relaje, su respiración se normalice y las contracciones, como un eco, se pierdan en la distancia. Será como si ella se hubiera fundido de dicha ante tus ojos. Sus genitales, especialmente el glande del clítoris, habrán alcanzado tal grado de sensibilidad que no podrán soportar el más leve roce. Excítala hasta que no soporte más el tacto de tu lengua. Tal vez indique el momento apoyando una mano en tu cabeza o apartándose suavemente. En cuanto notes el gesto, aparta la cabeza.

    Un trabajo bien hecho, pero en modo alguno concluido.

  • 41 Después: ella llega otra vez (y otra)

    “Es puro instinto. El telón desciende cuando ha alcanzado el ritmo correcto, cuando la acción reclama su final”. HAROLD PINTER

    “Grande es el arte del comienzo, pero más grande es el arte del final”. THOMAS FULLER

    Vas a descubrir que una de las mayores alegrías de practicar la filosofía que proponemos en este Máster no reside sólo en que la mujer llegue siempre al orgasmo durante la actividad sexual, sino que al posponer tu orgasmo hasta que tu pareja haya alcanzado el suyo, la puerta queda abierta para que ella pueda repetir la experiencia una y otra vez.

    Lo cierto es que a la mujer le resulta más fácil alcanzar un segundo orgasmo cuando todavía conserva una importante acumulación de flujo sanguíneo en los genitales y su cuerpo sigue bañado por las poderosas sustancias del sexo. Según ha escrito Natalie Angier sobre el orgasmo femenino: “Alcanzar el primer pico puede durar varios minutos, pero una vez en la cumbre, a la lozana montañera parece que le crecieran las alas. No necesita descender para escalar la siguiente cumbre, sino que puede deslizarse como un halcón en las corrientes del gozo”.

    Conseguirlo no es tan fácil. Si lograr que la mujer alcance un solo orgasmo es ya un misterio para el hombre medio, la idea de una sucesión de orgasmos es como el enigma de la Esfinge. Los hombres tienden a creer que la capacidad de una mujer para experimentar múltiples orgasmos es algo así como un don especial, que no depende de él; o ella puede o no puede.

    Los autores de Sex: A Man’s Guide citan un estudio llevado a cabo en la Universidad de Wisconsin según el cual parece probable que las mujeres que se declaran multiorgásmicas tengan parejas acostumbradas a retrasar los propios orgasmos hasta que ellas hayan conseguido el suyo.

    La verdad es que la mayoría de las mujeres pueden experimentar múltiples orgasmos por norma, y no como excepción, y que esta posibilidad tiene mucho que ver contigo. No te preocupes: si eres capaz de ofrecerle un primer orgasmo, no tendrás dificultades para regalarle un segundo. Muchas mujeres no alcanzan un segundo o un tercer orgasmo por la misma razón por la que otras no llegan siquiera al primero: no reciben la debida estimulación del clítoris o su pareja no pospone su momento de placer.

    El hecho de que no sea capaz de tener orgasmos múltiples contigo no significa que no pueda tenerlos. La mayoría de las mujeres consiguen repetir el orgasmo cuando se masturban.

    Masters y Johnson descubrieron que algunas mujeres eran capaces de tener hasta ¡cincuenta orgasmos consecutivos! con un vibrador. Y no es porque las mujeres hagan algo “especial” para alcanzar múltiples orgasmos cuando se masturban; simplemente se ofrecen la estimulación del clítoris que necesitan.

    La capacidad biológica innata para conseguir orgasmos sucesivos tiene mucho que ver con el modo en que las mujeres experimentan el momento posterior al orgasmo y vuelven al estado anterior a la excitación. Los hombres pierden la erección rápidamente y necesitan pasar por un periodo refractario (un intervalo de descanso antes de volver a tener otra erección), pero los genitales de la mujer tardan mucho más tiempo en volver a la normalidad: entre cinco y diez minutos. Además, el clítoris no contiene un plexo venoso, el mecanismo mediante el cual el pene retiene la sangre y mantiene la erección, un elemento clave del explosivo orgasmo masculino y el proceso de eyaculación.

    Si quieres que tu pareja tenga un segundo orgasmo, y hasta un tercero, reanuda los prolegómenos con besos, abrazos y caricias suaves. No dejes que se enfríe, no dejes que pierda la excitación, pero espera un poco antes de repetir la estimulación genital. (Recuerda que, a diferencia de otras partes del cuerpo, el clítoris, y el glande en particular, es extremadamente sensible después del orgasmo).

    Concédete también un tiempo para descansar y recuperarte de la emoción que acabas de sentir. Cuando estéis los dos listos para repetir la estimulación genital, puedes usar la lengua, las manos o el pene. Es muy cierto que cada cosa tiene su momento y su lugar, y el momento del coito es cuando ella ya ha tenido su primer orgasmo, no sólo porque ya está satisfecha sino porque aún no ha perdido por completo la excitación y puede repetir la experiencia con facilidad.

  • 42 Sin cambios bruscos

    Antes de pasar a la penetración recurre al cunnilingus como técnica para que tu pareja se acerque lo más posible a ese punto en que el orgasmo resulta inevitable.

    ELLA ENCIMA

    Una vez la hayas penetrado, prueba las ventajas de que ella se coloque encima. Esta posición es ideal para que la mujer:

    • Coloque el clítoris contra tu hueso, en la base del pene, y alcance el nivel de presión adecuado
    • Reciba estimulación en el nódulo clitoridiano al frotarse contra el pene
    • Controle el ritmo
    • Module la experiencia del orgasmo

    En opinión de Masters y Johnson, “la respuesta del clítoris puede desarrollarse más deprisa y con mayor intensidad cuando la mujer se coloca encima durante el coito que en cualquier otra postura coital”. Además, cuando ella está arriba tú no necesitas hacer tanto esfuerzo y puedes controlar mejor tu propio orgasmo.

    TÉCNICAS DE ALINEAMIENTO COITAL

    Esta postura sexual es perfecta para aumentar las posibilidades de la mujer de experimentar un orgasmo durante la penetración y superior a la postura habitual del misionero. Cuando ella está arriba la penetración se realiza desde un ángulo superior al normal, produciéndose una presión sobre el clítoris con la base del pene y el hueso púbico. Cuando practiques esta postura recuerda que lo principal es mantener el contacto con el clítoris.

    Las embestidas se convierten más bien en una especie de balanceo sincronizado adelante y atrás, con el clítoris como epicentro en la base del pene.

  • 43 En pos de la sincronía

    Tal vez habéis tomado la decisión de buscar un orgasmo simultáneo. Si necesitas tomar impulso durante su clímax para alcanzar el tuyo, realiza un movimiento de balanceo con la base del pene y el hueso púbico alineado con su clítoris.

    No intentes inventar nada nuevo. La capacidad para alcanzar el orgasmo simultáneamente a veces es resultado del conocimiento intuitivo y de la comprensión que se adquiere cuando existe una relación de compromiso. Así, no es de extrañar que los resultados del estudio Sex in America revelen que tres de cada cuatro mujeres casadas afirman llegar siempre al clímax en sus relaciones sexuales, mientras que sólo dos de cada tres lo consiguen en el caso de las solteras. En buena medida el éxito de estas mujeres tiene su origen en el mutuo conocimiento de los cuerpos y de lo que funciona y lo que no.

    En este sentido, una relación de compromiso permite disfrutar del placer de la repetición. No necesitas aprender a dar placer sino que sabes cómo proporcionarlo. No necesitas pensar en ello. Y cuando pierdes la conciencia de ti mismo puedes confiar en que vuestros cuerpos encuentren el camino del placer compartido, alcanzando así un estado de bienestar sexual mucho más puro.

    Dijo Kierkegaard: “La esperanza es una deliciosa muchacha que se escapa entre los dedos. El recuerdo es una hermosa anciana que en este caso no sirve. La repetición es la amada esposa de la que uno jamás se cansa”.

  • 44 No olvides el epílogo

    Todas las grandes obras dramáticas culminan en un clímax para regresar al orden, restablecer el equilibrio y concluir la acción. A veces se trata de una escena muy breve, de un solo instante, de una breve cabalgada hacia el crepúsculo; sea como fuere, sentimos por un momento una calma y un bienestar absolutos, experimentamos la reconfortante sensación de que todo está en armonía con el mundo. Cuando esto sucede, la experiencia casi ha concluido.

    Una buena sesión de sexo, oral o genital, no es diferente. Una vez pasado el alboroto y el desenfreno del clímax, una vez culminados nuestros respectivos orgasmos, necesitamos un momento de calma, un periodo de descanso, poner los pies en la tierra. Lisa y llanamente: una vez que todo está dicho y hecho, no te des la vuelta ni te levantes enseguida y vayas a la nevera. Que los dos hayáis tenido vuestra ración completa de orgasmos no significa que el juego haya terminado. Igual que dedicaste al menos quince minutos a los prolegómenos, crea ahora otro espacio de juego consciente. Que no te venza la modorra. Sigue abrazado a ella, bésala, acaríciala o simplemente habla. Lo importante es no perder la conexión. El momento del “después” no es para darse la vuelta y ponerse a dormir o saltar de la cama para hacer una llamada “importante”.

    El pionero sexólogo Theodore Van de Velde decía que “es en el momento posterior al orgasmo cuando un hombre demuestra ser o no un adulto eróticamente civilizado”.

    No eches a perder una interpretación tan brillante. Quince minutos de mimos, caricias y susurros son la clave de la grandeza, el camino del éxito sexual, mientras que el que «llega» y se marcha no va a ninguna parte.

    No desprecies este momento. Concéntrate y permanece conectado. Cabalgad los dos juntos hacia el crepúsculo. Y preparaos para un nuevo amanecer…

  • 45 La esencia del estilo

    ”Rebosante de fe, sostenido y elevado por la fuerza de tu propósito y armado con las normas de la gramática, estás listo para exhibirte”. ELEMENTOS DE ESTILO

    Cuando te aventures en una asombrosa sesión de cunnilingus, perfectamente familiarizado con la anatomía sexual de tu pareja, provisto de un buen conocimiento de su proceso de respuesta sexual y versado en una amplia variedad de técnicas para estimularla, recuerda varias cosas:

    • Asegúrate de que ella está bien excitada. Dedica a los prolegómenos el tiempo necesario para sentar las bases de la tensión sexual.
    • Antes del primer beso oral comprueba que la postura de los dos es cómoda para mantenerla durante todo el proceso.
    • Cuando pongas en práctica las técnicas orales, concéntrate en la estimulación y no en la penetración. Mueve la lengua suavemente y con movimientos rítmicos. Recuerda que todas las terminaciones nerviosas que contribuyen al orgasmo femenino están ahí, en la punta de tu lengua.
    • Asume con convicción las tres garantías del cunnilingus: 1) Su vulva te excita; lo disfrutas tanto como ella. 2) No hay prisa; ella dispone de todo el tiempo del mundo y tú deseas saborear cada instante. 3) Su perfume te provoca, su sabor te embriaga: todo emana de una misma y hermosa esencia.
    • No tantees ni empujes con los dedos; presiona sólo con la punta en zonas clave, como el nódulo clitoridiano.
    • Recuerda las virtudes de una lengua plana y quieta. La quietud puede ser más eficaz que el movimiento.
    • Muéstrate confiado, sin hacerte el gallito. Es preferible actuar con prudencia que con ostentación.
    • El cunnilingus no es algo que tú le haces a ella sino algo que hacéis los dos juntos. Deja que se mueva contra ti para generar la fricción que necesita.
    • Mantén el contacto con el clítoris cuando se acerque el orgasmo. Procura que sus piernas estén lo más cerradas posible, sin impedirte el acceso a la vulva.
    • Muéstrate tranquilo, mesurado y concentrado. No pierdas el control del proceso; no dejes que su orgasmo se te escape.
    • Cuando ella esté llegando, intensifica y refuerza las contracciones con ligeras pasadas de lengua.
    • Termina siempre lo que has empezado. El cunnilingus es un proceso completo, con un planteamiento, un nudo y un desenlace.
    • La experiencia no concluye cuando ella ha alcanzado el orgasmo. Con independencia de que haya uno o varios orgasmos, volved siempre juntos al estado previo a la excitación.

    Lo principal es saber que el estilo empieza y termina con “quién” eres, no con lo que hagas o cómo lo hagas. Del mismo modo que dos mujeres nunca responderán igual a las técnicas descritas en este libro, tampoco habrá dos hombres que las apliquen de la misma manera.

  • 46 Rutinas de alcoba

    Veamos una serie de trucos (tanto para principiantes como para avanzados) que te ayudarán a integrar y a unificar las diversas técnicas descritas en cada fase del “durante”. No es necesario aprenderlas de memoria; su objetivo es mostrar cómo hay que aplicar las técnicas para disfrutar de una sesión de cunnilingus sin sobresaltos. Después de los apéndices se incluye una plantilla que puedes fotocopiar para crear tus propias rutinas.

    A la hora de integrar todos los conocimientos y desarrollar determinadas técnicas recuerda las claves que te ayudarán a diseñar tu propio enfoque. Son las siguientes:

    • La estimulación de diez puntos calientes: glande y capuchón del clítoris, monte de Venus, nódulo, comisura anterior y caña del clítoris, frenillo, labios menores, antesala vaginal, horquilla perineal y ano.
    • A lo largo de seis etapas: el primer beso, marcar el ritmo, crear tensión, escalada, preorgasmo y orgasmo.
    • Sirviéndote de tres instrumentos: lengua, dedos y manos.
    • Y un buen número de instrumentos accesorios: encía, pene (opcional), juguetes sexuales y limitaciones (también opcionales: consulta los Apéndices).

    Si eres nuevo en el arte del cunnilingus y te estás iniciando, consulta en el Apéndice la sección titulada “El Beso Virginal”. A la hora de establecer tus primeras rutinas, limítate a realizar sencillos movimientos con la lengua y prueba a combinar la lengua con los dedos. Lo principal es el placer, no el orgasmo; observa lo que funciona y lo que no.

    Si te encuentras en una fase “intermedia” intenta trabajar conjuntamente con la lengua y las manos y estimular todos los puntos de la red clitoridiana, incluidas las zonas internas como el nódulo. Sintoniza con su proceso de respuesta y refuerza su orgasmo. Desarrolla la competencia necesaria para que ella alcance siempre el orgasmo y asegúrate de estimular la región clitoridiana en su totalidad.

    Si perteneces a la categoría de los “avanzados”, utiliza tu intuición para desarrollar nuevas técnicas. Conduce a tu pareja por el camino de los orgasmos sucesivos e incluye en la escalada un orgasmo simultáneo.

    Cuando te propongas desarrollar tus propias técnicas, déjate guiar por los elementos clave de la composición; de este modo el todo será superior a la suma de sus partes.

  • 47 Rutinas: para principiantes y avanzados

    RUTINA 1 – Nivel Principiante

    He aquí unas técnicas básicas para familiarizarse con los movimientos de lengua esenciales. El uso de los dedos es mínimo en esta fase. Lo que aquí importa es observar la respuesta sexual.

    Primera fase. El primer beso (menos de un minuto)

    LENGUA: Pasadas largas y lentas, de abajo arriba; lo más suaves y ligeras posible.

    MANOS: Las dos manos bajo las nalgas; piernas ligeramente separadas. Sujeción firme.

    Segunda fase. Marcar el ritmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Lametones verticales y entrecortados (cinco), seguidos de pasadas de lengua más largas sobre el glande del clítoris. Concéntrate en los labios y en el frenillo; lame el clítoris con pasadas de lengua completas, no con movimientos entrecortados.

    DEDOS: Introduce ligeramente el índice en la antesala de la vagina.

    MANOS: Retira una mano de las nalgas para introducir del dedo y abarca firmemente con la otra las dos nalgas.

    Tercera fase. Aumento de la tensión (de cinco a diez minutos)

    LENGUA: Alterna lametones verticales y horizontales. En los verticales, limitarte a rozar el glande sin llegar a alcanzarlo del todo. Concéntrate en rozar el glande en los movimientos horizontales. Haz un pasada horizontal por cada cinco verticales.

    DEDOS: Mantén un solo dedo en la antesala de la vagina. Concéntrate en sentir los músculos pélvicos. Estimula con otros dedos la vulva y el perineo.

    MANOS: Continúa sujetando.

    Cuarta fase. Escalada (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Sigue aplicando lametones verticales y horizontales. Presiona el glande con la lengua y mantén la posición por espacio de cinco segundos.

    DEDOS: Introduce un segundo dedo en la antesala de la vagina. Presiona los dedos contra el techo vaginal. Siente el nódulo clitoridiano.

    MANOS: Sin dejar de sujetar las dos nalgas, intenta estimular el perineo con el pulgar.

    Quinta fase. Preorgasmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Presiona el glande con la lengua. Concéntrate en la presión y lame despacio al tiempo que creas resistencia. Deja que ella se mueva contra tu lengua.

    DEDOS: Con dos dedos dentro de la vagina (la palma de la mano hacia arriba), estimula el frenillo con el pulgar, aplicando la presión necesaria. Mantén los dedos dentro, pero dando ahora prioridad al pulgar sobre el frenillo.

    MANOS: Empuja con la mano para mantener el contacto con el clítoris; mantén la posición. Asegúrate de que sus piernas están lo más cerradas posible. Debes sentir la presión de la cara interna de los muslos en la mano que se encuentra en la antesala vaginal.

    Sexta fase. Orgasmo (menos de un minuto)

    LENGUA: Presiona el glande del clítoris con la lengua. Siente cómo ella se aprieta contra ti. Mantén la presión. Observa las contracciones orgásmicas sin modificar la postura. Una vez han concluido las contracciones, pasa la lengua ligeramente una sola vez sobre el glande. Notarás que ella se aleja al sentir el roce.

    DEDOS: Siente la presión de sus músculos pélvicos en tus dedos. Continúa presionando el frenillo con el pulgar.

    MANOS: Concéntrate en mantener la posición mientras ella entra en la fase de contracciones orgásmicas. Empuja las nalgas hacia arriba y mantén el glande alineado con la lengua.

    COMENTARIOS: Pon toda la atención en observar el proceso de respuesta sexual y las reacciones que provoca tu lengua. Mueve la lengua despacio y con dulzura, sin estimular en exceso el glande demasiado pronto. Hacia el final del proceso, deja que ella marque el ritmo y se mueva contra ti y céntrate en sujetarla y mantener el contacto directo con el clítoris durante el orgasmo final. En caso necesario, incorpora un vibrador como sustituto de los dedos y céntrate en los movimientos de tu lengua.

    RUTINA 2 – Nivel Principiante

    Los movimientos de la lengua son básicamente los mismos que en el caso anterior, pero los dedos y las encías intervienen aquí de un modo más activo.

    Nivel. Principiante

    Primera fase. El primer beso (menos de un minuto)

    LENGUA: Pasadas largas y lentas, de abajo arriba, lo más ligeras y suaves posible.

    DEDOS: Con la mano libre, presiona el monte de Venus para tensar la antesala vaginal.

    MANOS: La otra mano sujeta las nalgas; el pulgar estimula el perineo.

    Segunda fase. Marcar el ritmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Lametones verticales y entrecortados (cinco), seguidos de pasadas largas que abarquen el glande en su totalidad. Concéntrate en el frenillo y en los labios menores; abarca el clítoris sólo con una pasada de lengua larga y completa, nunca con lametones entrecortados.

    DEDOS: Mantén la presión sobre el monte de Venus; la antesala de la vagina se tensa y el glande queda más expuesto a la lengua.

    MANOS: Continúa estimulando el perineo con el pulgar sin dejar de sujetar las nalgas.

    Tercera fase: Aumento de la tensión (de cinco a diez minutos)

    LENGUA: Alterna pasadas verticales y horizontales. Mientras lames en sentido vertical, roza ligeramente el glande sin llegar a alcanzarlo. Abarca el clítoris con la lengua en sentido horizontal. Haz una pasada horizontal por cada cinco verticales.

    DEDOS: Introduce ligeramente el índice en la antesala de la vagina y muévelo con la punta hacia arriba en forma de gancho contra el techo, el suelo vaginal y las paredes laterales, al tiempo que sigues lamiendo. Concéntrate en presionar con el dedo el nódulo clitoridiano y el techo de la vagina durante intervalos más largos, así como el tejido perineal del suelo vaginal.

    MANOS: Sigue sujetando las nalgas y estimulando el perineo con el pulgar.

    Cuarta fase: Escalada (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Presiona la comisura anterior con la encía o el labio superior. Sigue lamiendo en sentido vertical y horizontal.

    DEDOS: Introduce un segundo dedo en la antesala de la vagina y mueve los dos en forma de gancho. Engancha el nódulo y mantén la posición. Gira luego para enganchar el tejido perineal.

    MANOS: Mientras sujetas las nalgas, estimula la zona anal con el pulgar.

    Quinta fase. Preorgasmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Presiona la comisura anterior con la encía o el labio superior. Sigue pasando la lengua en sentido vertical y horizontal.

    DEDOS: No dejes de presionar el nódulo y realiza movimientos en forma de gancho sin perder el contacto con él; estimula el frenillo con el pulgar.

    MANOS: Continúa sujetando las nalgas y estimulando la zona anal.

    Sexta fase. Orgasmo (menos de un minuto)

    LENGUA: Concéntrate en presionar el glande con la lengua. Usa las encías como punto de resistencia a los movimientos de ella.

    DEDOS: Cuando sientas las contracciones del orgasmo, mantén la presión en el nódulo y el frenillo.

    MANOS: Mantén la posición cuando empiecen las contracciones. Empuja las nalgas hacia arriba para mantener el clítoris alineado con la lengua.

    COMENTARIOS: Esta rutina se centra en la presión adicional de la encía y los dedos. Comprende el equilibrio que debe existir entre presión y lametones.

    RUTINA 3 – Nivel Intermedio

    Aquí se introducen movimientos de lengua más complicados, en combinación con los dedos. Interviene también la estimulación anal. Se trata de unas técnicas básicas para estimular completamente todas las zonas principales.

    Primera fase. El primer beso (menos de un minuto)

    LENGUA: Lametea un rato los labios menores antes de alcanzar la cabeza del clítoris.

    DEDOS: Pellizca el tejido perineal mientras le das el primer

    beso. El dedo índice debe estar dentro y el pulgar fuera.

    MANOS: Sujeta las nalgas y masajea con la punta de los dedos.

    Segunda fase. Marcar el ritmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Alterna movimientos verticales y horizontales. Introduce movimientos en diagonal.

    DEDOS: Estimula el nódulo con un solo dedo. Masajea la zona situada detrás del frenillo con el índice al tiempo que presionas desde fuera con el pulgar.

    MANOS: Estimula el perineo con el pulgar.

    Tercera fase. Aumento de la tensión (de cinco a diez minutos)

    LENGUA: Presiona con la encía. Introduce nuevos movimientos de lengua: un barrido literal o un buen lametón, alternando momentos en los que la lengua queda quieta y plana con suaves lametones del glande.

    DEDOS: Introduce otro dedo en la antesala vaginal. Sigue pellizcando el nódulo con la punta del dedo, pero levanta las puntas para estimular el nódulo y el techo vaginal. Continúa estimulando el frenillo con el pulgar.

    MANOS: Mantén la posición y estimula el perineo con el pulgar.

    Cuarta fase. Escalada (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Sigue realizando los mismos movimientos que en la fase anterior, pero intensifica ahora la tensión de la encía. Intenta rozar la comisura anterior y la parte superior del glande con los dientes. Presiona con los dientes la región del clítoris.

    DEDOS: Mantén la posición de gancho en el frenillo y en el nódulo.

    MANOS: Frota la región anal con el pulgar sin soltar las nalgas.

    Quinta fase. Preorgasmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Intensifica la presión con la encía. Realiza con la lengua movimientos más variados y de ritmo más imprevisible. Introduce un elemento disonante en el proceso.

    DEDOS: Sin perder la posición, masajea el nódulo con la punta del dedo.

    MANOS: Introduce la punta del pulgar en el ano.

    Sexta fase. Orgasmo (menos de un minuto)

    LENGUA: Mantén la presión de la encía. Cuando sientas las contracciones del orgasmo, lametea suavemente con la lengua realizando movimientos rápidos para rematar el orgasmo.

    DEDOS: Cuando sientas las contracciones del orgasmo, mantén la presión con la punta del dedo sobre el nódulo y la punta del pulgar sobre el frenillo.

    MANOS: Concéntrate en que sus piernas estén juntas para manntener en todo momento el contacto con el clítoris y la punta del pulgar en el ano. Observa las contracciones del esfínter además de las de los músculos del suelo pélvico.

    COMENTARIOS: Hemos integrado ya todos los elementos principales. Los dedos de una mano estimulan especialmente el nódulo y el frenillo, mientras el pulgar de la otra estimula el ano. La lengua realiza movimientos más variados, introduciendo en el ritmo una imprevisible nota que intensifica el placer. Durante el orgasmo, además de mantener la presión en todas las zonas, estás rematando el proceso con lametones rápidos y ligeros.

    RUTINA 4 – Nivel Intermedio

    Destinada a mejorar las técnicas básicas descritas en la Rutina 3.

    Primera fase. El primer beso (menos de un minuto)

    LENGUA: Lametea un rato los labios menores antes de alcanzar la cabeza del clítoris. O vuelve a dar lametones largos y lentos.

    DEDOS: Pellizca el tejido perineal mientras das el primer beso, con el índice dentro y el pulgar fuera.

    MANOS: Sujeta las nalgas y masajea con la punta de los dedos.

    Segunda fase. Marcar el ritmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Alterna movimientos verticales y horizontales. Introduce movimientos en diagonal.

    DEDOS: Usa el índice y el pulgar para pellizcar el perineo: el pellizco perineal.

    MANOS: Coloca a tu pareja de costado y sepárale las piernas.

    Tercera fase. Aumento de la tensión (de cinco a diez minutos)

    LENGUA: Mientras ella sigue de costado y con las piernas separadas, concéntrate en lamerla por dentro. Empieza con la lengua sobre el frenillo, mueve la lengua de dentro afuera y termina en el glande.

    DEDOS: Introduce otro dedo y sigue pellizcando el perineo con fuerza.

    MANOS: Mientras ella sigue de costado y con las piernas separadas, introduce la punta del pulgar en el ano.

    Cuarta fase. Escalada (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Regresa a la posición estándar y presiona con la encía. Roza con los dientes la comisura anterior y el glande. Presiona toda la región del clítoris con los dientes.

    DEDOS: Continúa pellizcando el frenillo y el nódulo.

    MANOS: Frota la región anal con el pulgar sin dejar de sujetar las nalgas.

    Quinta fase: Preorgasmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA: Intensifica la presión con la encía. Realiza con la lengua movimientos más variados y de ritmo más imprevisible. Introduce un elemento espontáneo en el proceso.

    DEDOS: Introduce un tercer dedo para abrir la antesala de la vagina. Sin perder la posición, masajea el nódulo con la punta del dedo. Puedes emplear también la técnica de “abajo arriba” para deslizar un brazo por debajo de una de sus piernas e introducir los dos dedos restantes. Golpea ligeramente el frenillo con el índice.

    MANOS: Introduce la punta del pulgar en el ano.

    Sexta fase. Orgasmo (menos de un minuto)

    LENGUA: Sigue presionando con la encía. En el momento que sientas las contracciones del orgasmo, lametea suavemente con la lengua realizando movimientos rápidos para intensificar el orgasmo.

    DEDOS: Cuando sientas las contracciones del orgasmo, mantén la presión en el nódulo y en el frenillo. Si estás en posición de “abajo arriba”, aumenta la fuerza de los toques del índice sobre el frenillo.

    MANOS: Mantén sus piernas juntas para no perder el contacto con el clítoris y continúa con la punta del pulgar en el ano. Masajea el ano mientras ella alcanza el orgasmo y retira suavemente el dedo cuando empiecen las contracciones.

    COMENTARIOS: En este caso hemos cambiado la postura de nuestra pareja en la fase de “aumento de la tensión” para lamer el nódulo clitoridiano. Hemos vuelto luego a la rutina básica, pero introduciendo un tercer dedo y proponiendo también la posición de “abajo arriba” como alternativa al pellizco; hemos masajeado la zona anal durante el orgasmo.

    RUTINAS AVANZADAS

    Cuando hayas logrado dominar la rutina intermedia básica, así como las variaciones de la Rutina 4, ya estarás en situación de improvisar y diseñar tus propias rutinas, descubrir nuevas técnicas y buscar enfoques innovadores que exijan un mayor grado de conciencia y destreza.

    RUTINA 5. EL JUEGO

    En este caso se usa casi exclusivamente la lengua para estimular las zonas visibles de la red clitoridiana; los dedos no trabajan. Los movimientos de la lengua sobre la superficie de la vulva deben ser sumamente ligeros y dulces. De este modo ella se adentrará en el juego de llegar al orgasmo cada vez más despacio, y cuando lo consiga será intenso y ligero; no tendrá la amplitud resultante de la estimulación de las zonas internas del clítoris.

    • No introduzcas ningún dedo y emplea tus manos para modificar la posición de tu pareja y el ángulo de su vulva con tu lengua.
    • Levántale las piernas con las dos manos y sujeta las nalgas hacia arriba, o levanta una sola pierna; colócala de costado con las piernas abiertas y roza con la lengua el techo vaginal y el nódulo clitoridiano.
    • En general, quédate en la superficie. Haz lo más parecido a lamerla sin llegar a lamerla, y roza luego el glande.
    • Separa los labios menores con los pulgares para revelar por completo el glande y el capuchón y pasa la lengua por toda la zona.
    • Esta técnica es un auténtico martirio. Intercala las pasadas de lengua con momentos en que dejas la lengua quieta y plana y dejas que tu pareja se mueva contra ella, pero no permitas que se produzca tanta fricción o resistencia como cuando usas los dedos y la encía.
    • Cuando ella llegue a la fase del preorgasmo (lo que puede llevarle un buen rato), ciérrale las piernas sin que eso te impida el acceso a la vulva y coloca una mano bajo las nalgas.
    • Presiona el monte de Venus con la mano libre para tensar la antesala de la vagina. Sigue lamiendo el glande hasta que alcance el orgasmo.

    RUTINA 6. EL TAO DEL CUNNILINGUS

    Las prácticas sexuales taoístas están generalmente pensadas para el coito y ponen de relieve una serie de principios esenciales: posponer la gratificación masculina y subrayar la importancia de la satisfacción femenina; controlar y prolongar la eyaculación (no alcanzas el orgasmo siempre que practicas el sexo); y comprender que orgasmo no es lo mismo que eyaculación. Este último aspecto es más relevante para los hombres, en la medida en que los invita a identificar el momento en que están a punto de alcanzar el orgasmo para retroceder. (Cuando oigas hablar a alguien de “orgasmos múltiples” y de “toda la noche sin parar”, seguramente se referirá a esto: llegar muchas veces al límite y retroceder, en lugar de eyacular repetidamente.

    Puesto que las mujeres tienen una capacidad real para experimentar múltiples orgasmos, la diferencia entre preorgasmo y orgasmo, así como la importancia de retroceder al llegar al límite, no es en su caso tan importante. Sin embargo, puedes intensificar el orgasmo de tu pareja prolongando la fase del preorgasmo (siempre que estés seguro de tu capacidad para que ella alcance primero el orgasmo antes de concentrarte en demorar el proceso). En el Tao del Cunnilingus el hombre se concentra en prolongar el preorgasmo de la mujer el máximo tiempo posible, dejando que se acerque al momento de las contracciones orgásmicas sin llegar a desencadenarlas.

    • Antes de llegar a la fase del preorgasmo juega un poco con ciertas restricciones. Aunque en modo alguno es necesario, esto introduce una nota divertida y excitante que casa muy bien con el espíritu de esta rutina.

    [DIBUJO Posición con una pierna arriba output_page-230.jpg]

    • Cuando estés seguro de que ella ha llegado a la fase del preorgasmo y las contracciones están a punto de comenzar, reduce la presión sobre el clítoris y aminora el ritmo; deja de usar la lengua.
    • Aparta la boca de la vulva entre tres y cinco segundos y vuelve luego a presionar con fuerza.
    • Puedes seguir pellizcando el nódulo, pero aliviando la presión.
    • Tras la pausa de la lengua, vuelve a llevarla hasta el punto del orgasmo y reduce de nuevo la presión. Debes conseguir que se acerque lo más posible a las contracciones orgásmicas antes de retirarte. (Incluso puedes dejar que se produzca la primera contracción y retirarte. El orgasmo estallará cuando vuelvas a lamerla al cabo de unos segundos).
    • Cuando estés preparado para dejarla alcanzar el orgasmo, presiona firmemente con la encía al tiempo que lames intensamente y mantienes el pellizco.
    • Puedes participar de la diversión dejándote llevar también hasta el límite de tu propio orgasmo, frotándote contra su pierna y retirándote al mismo tiempo. (Esta técnica es muy beneficiosa para desarrollar la disciplina en casos de eyaculación precoz. Al frotarte contra su pierna tienes un mayor control del proceso y puedes acercarte más al orgasmo sin llegar a eyacular).
  • 48 Conclusión

    Hay una escena sobrecogedora en la versión cinematográfica de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Tomas y Tereza, una pareja joven y recién casada, viven en Praga en los comienzos de la ocupación soviética, durante los años sesenta. Tomas ha sido siempre un mujeriego empedernido y, aun estando casado, es incapaz de renunciar a sus aventuras eróticas con otras mujeres. Vive a su antojo y con entera libertad, pero su matrimonio está vacío. Tereza se encuentra prisionera del profundo amor que siente hacia Tomas, y torturada por sus “caprichos”.

    La pareja aprovecha una ocasión para emigrar a Ginebra, con la esperanza de iniciar una nueva vida, mas, para gran decepción de Tereza, Tomas no renuncia a sus correrías. Un día, incapaz de soportarlo por más tiempo, Tereza lo abandona impulsivamente para regresar a la asediada Praga.

    La ausencia de Tereza hace comprender a Tomas que su vida está vacía sin ella. Toma entonces una difícil decisión: regresar a Praga, donde vivirá en perpetua pobreza, abandonar su carrera como cirujano y renunciar a su libertad de expresión o de elección. Dicho de otro modo, acepta la carga inherente a la vida.

    Vemos a Tomas cruzar la frontera de Checoslovaquia. Lo vemos entregar su pasaporte al policía.

    De vuelta en Praga, Tomas regresa a su viejo, oscuro y destartalado apartamento, donde Tereza está durmiendo. Ella se despierta y no puede creer lo que ven sus ojos. Se abrazan los dos con lágrimas y esa noche hacen el amor por primera vez. Naturalmente han disfrutado del sexo en muchas ocasiones, pero esa noche hacen por primera vez el el vínculo que los une se ha convertido al fin en un sacramento, nacido del sacrificio de Tomas para estar con ella y consumado por la intensidad del amor que sienten el uno por el otro.

    Como explica Kundera, el título de La insoportable levedad del ser surge a partir de una meditación sobre la filosofía de Nietzsche, quien afirmaba que deberíamos vivir cada momento de nuestra vida como si estuviéramos sentenciados a repetirlo una y otra vez, por toda la eternidad. Debemos vivir cada momento como si estuviésemos creando una obra de arte inmutable y eterna.

    Pero no es tan fácil. No podemos vivir cada instante como si fuera eternamente indeleble; sería demasiado duro y la vida se volvería una carga imposible de soportar. Por eso escapamos y vivimos frívolamente. Aplazamos nuestras metas, nos atascamos en el camino, nos distraemos con trivialidades, pero en lo más profundo de nuestro ser sabemos que podríamos vivir de un modo más acorde con nuestras capacidades; la levedad es socavada por una sensación de pesadez; de ahí la insoportable levedad del ser.

    Pese a sus múltiples aventuras sexuales y a sus numerosas amantes, Tomas tarda años en aprender a hacer el amor. Sólo es capaz de hacerlo cuando da la espalda a la levedad de sus romances triviales y opta por la carga de una relación de compromiso.

    Tal vez no seamos capaces de vivir cada momento como si fuéramos a repetirlo eternamente, pero sí podemos hacer el amor de ese modo; podemos besar a nuestro amor con la conciencia de que deseamos ese beso, como una piedra lanzada sobre un lago en calma, rizando y ondulando su superficie eternamente. Como Tomas cuando regresa a los brazos de Tereza, podemos hacer el amor de un modo total e indeleble, con todo el peso y la sustancia de nuestro ser. Como dijo Bernard Shaw: “Te regalé el sol y todas las estrellas cuando me amaste. Te ofrecí la eternidad en un instante, la fuerza de las montañas en tu regazo y el volumen de todos los mares en un solo impulso de tu alma”.

    Cuando ella llega primero, llega para siempre.

  • 49 Apéndices

    ESTIMULACIÓN MANUAL PARA LOS PROLEGÓMENOS

    Propuesta:

    Colocaos uno junto al otro, tumbados boca arriba; pásale un brazo sobre el abdomen. Esta postura es ideal para estimular hábilmente con los dedos por espacio de largos periodos de tiempo sin cansarte, puesto que el brazo no hace ningún esfuerzo y la muñeca está apoyada en su hueso púbico. Además, te permite centrarte en los tipos de estimulación manual más adecuados (suave, rítmica, exterior), frente a los incorrectos (agresiva, tosca, interior).

    La estimulación manual consta de tres pasos básicos: Primero, tumbados de costado-con la base de la mano sobre su monte de Venus, tus dedos abarcando suavemente su vulva—, emplea un solo dedo (el índice o el corazón) para iniciar tranquilamente la exploración: recorre el perímetro de los labios mayores y menores; acaricia la cara interna de los muslos con la punta de los dedos, roza la antesala de la vagina con un suave movimiento del dedo en forma de gancho (en realidad la imagen inversa de este movimiento, puesto que la palma de la mano mira hacia abajo), como si te deslizaras sobre la superficie de un estanque o acariciaras dulcemente a un gato entre los ojos.

    Estimula a continuación con dulzura la protuberancia del glande con la punta del dedo, haciendo círculos rítmicamente.

    Como si volvieras a acariciar al gato, realiza de nuevo el movimiento en forma de gancho para acercarte al glande desde el frenillo, rozando apenas la antesala de la vagina.

    Estimula luego la zona situada sobre el glande, donde se encuentran los labios mayores —la comisura anterior—, pasando suavemente la punta del dedo por todo el glande en dirección descendente.

    Sírvete ahora de dos dedos para apretar el glande por los dos lados.

    A continuación, emplea los mismos dedos para entrar en la vagina; presiona con la punta de los dedos el techo vaginal y sobre el hueso púbico. En esta posición los dedos envuelven el glande. Masajea la zona situada debajo del glande, donde se cruzan infinidad de terminaciones nerviosas. En esta posición puedes aplicar una presión más firme y constante, abandonando la suavidad con que has procedido hasta el momento. Según cuál sea el grado de excitación, tal vez sientas que el puño del clítoris se hincha alrededor de la antesala vaginal y te atrapa ligeramente los dedos.

    [DIBUJO Estimulación manual 1 output_page-238.jpg]

    [DIBUJO Estimulación manual 2 output_page-239.jpg]

    Puedes introducir ahora un tercer dedo.

    Manteniendo la misma posición -con dos o tres de- dos-, ejecuta movimientos rápidos y breves de izquierda a derecha para estimular el nódulo y el glande al mismo tiempo.

    Por último, retira los dedos y presiona la vulva con la palma de la mano, abarcándola en su totalidad. Haz como si la palma fuera una pared y deja que tu pareja presione como guste; esto estimula la mayoría de las terminaciones nerviosas de la vulva, especialmente las de los labios, que a menudo se pasan por alto. Deja que ella determine la presión a su antojo. Es frecuente que tanto en la estimulación manual como en la oral, los hombres caigan en el error de suponer que deben llevar la iniciativa, para luego quejarse de que se les cansa la lengua o se les entumecen las muñecas. Si en algún momento notas este tipo de fatiga es porque te estás aplicando a fondo, pero no bien. En general debes limitarte a aplicar una presión y proporcionar un punto de resistencia consistentes, ya se trate de la punta de la lengua o de la palma de la mano.

    Mientras sigues tumbado junto a ella, utiliza alternativamente los tres tipos de estimulación y confía en tu instinto para saber cuándo debes usar uno u otro.

    Otra posibilidad es que ella se tumbe boca abajo. Acércate a la vulva desde arriba, introduciendo el pulgar en la antesala de la vagina, y masajea el nódulo con movimientos rítmicos mientras los dedos índice y corazón estimulan el glande.

    [DIBUJO Estimulación manual 3 output_page-240.jpg]

    [DIBUJO Estimulación manual 4 output_page-240.jpg]

    Con independencia de cuál sea tu elección, tómate tiempo para que ella se excite poco a poco, para que vaya acumulando la tensión sexual que finalmente se liberará con el orgasmo. En el arte de la estimulación manual, poco importa que seas un leñador o un ejecutivo; tu profesión es lo de menos, pues todos necesitamos unas “manos fuertes” para trabajar.

    UN POCO DE DOMINIO

    El dominio del que hablamos en este libro no implica ningún tipo de dolor o de peligro, sino que por el contrario refuerza la confianza y la excitación.

    Puedes usar corbatas, pañuelos o cintas, o comprar muñequeras de velcro y bandas para tobillos especialmente diseñadas para el juego sexual.

    Sepárale las manos para que no pueda moverlas, atándolas a los postes de la cama, si los hay, o entre sí. Si atas las dos manos juntas, colócaselas por encima de la cabeza, no bajo la espalda (lo que le causaría incomodidad y le impediría la circulación).

    Si deseas limitar los movimientos de sus piernas, no cometas el error de separarlas demasiado y atarlas por separado (la clásica imagen de la mujer con los brazos y las piernas extendidos y sujetos a las cuatro esquinas de la cama). Ata las piernas juntas a la altura de los tobillos, para que ella pueda adoptar distintas posturas.

    Advertencias

    • Nunca ates a nadie del cuello, ya sea hombre o mujer.
    • No le cubras la cara ni hagas nada que le impida respirar normalmente. Hay quien disfruta con la experiencia de ser atado y amordazado, pero esto último puede hacerse de manera que no impida la respiración (por ejemplo, atándole una tela fina alrededor de la cabeza y la boca, en lugar de introducir algo en la boca).
    • Si ella está realmente indefensa y no puede liberarse, no la dejes sola ni un momento.
    • No impidas sus movimientos por mucho tiempo.
    • Estate atento en todo momento a cualquier indicio de incomodidad y responde de inmediato. Las protestas pueden ser a veces parte de la fantasía, por lo que conviene acordar una señal clara para interrumpir la experiencia en caso necesario.

    VARIACIONES DE LA POSTURA ESTÁNDAR

    Si padeces algún tipo de disfunción sexual:

    Pueden usarse dos variantes de la postura estándar que además de ser muy placenteras ayudan a los hombres que padecen algún trastorno sexual, principalmente disfunción eréctil (también conocida como impotencia) o eyaculación precoz. En este caso debes saber que el cunnilingus es una actividad profundamente erótica y, aunque no necesariamente aprieta el gatillo tanto como la penetración genital, puede producir una eyaculación precoz, sobre todo cuando ella está a punto de alcanzar el clímax.

    Si padeces de eyaculación precoz, coloca a tu pareja tumbada hacia los pies de la cama, con las piernas colgando y la vulva alineada con el borde de la cama. Pon una almohada en el suelo y arrodíllate delante de ella (otra alternativa es que te abrace con las piernas sobre los hombros). En esta posición podrás realizar una amplia variedad de técnicas orales y evitar al mismo tiempo el contacto físico y la fricción con tu propio cuerpo que puede llevarte hasta la eyaculación.

    En cuanto a la disfunción eréctil, algunos hombres se quejan de que no consiguen mantener la excitación o de que pierden la erección durante el cunnilingus. Si ocurre esto, adopta la posición descrita en el comienzo de este capítulo, con una ligera variación: en lugar de instalarte entre sus piernas, abraza uno de sus muslos y apoya el pene contra su pierna.

    Puedes aplicar un poco de aceite para masajes y frotarte suavemente contra su pierna durante toda la sesión. De esta manera seguirás conectado con su cuerpo y no perderás la excitación.

    También puedes consultar lo que se dice sobre la penetración en el capítulo 22, para combinar el contacto genital con el cunnilingus y mantener así la erección.

    EL BESO PRECAVIDO. PRIMERA PARTE

    En el capítulo 19 hablamos de la importancia de la protección y el látex. Es el momento de sacar todo el instrumental y de aprender a usarlo. Si ya has realizado los prolegómenos de la estimulación manual y estás tomando las precauciones adecuadas, lo más probable es que te hayas puesto unos guantes de látex especiales para la ocasión, como los que puedes encontrar, por ejemplo, en el catálogo de blowfish.com. Los hay de distintos colores y texturas -algunos ligeramente empolvados o lubricados-, con una apariencia menos “clínica” que los habituales.

    • Es hora de usar una barrera dental. En primer lugar, asegúrate de que está limpia y no ha sido utilizada anteriormente. Este tipo de artículos son desechables y se venden por docenas. Las barreras dentales sirven también para el juego anal, por lo que debes tener la precaución de emplear una para la vulva y otra para el ano, para no transmitir bacterias del uno a la otra.

    Prueba la marca Glyde LOLLYES de barreras dentales. Se han diseñado expresamente para el se- xo oral y son las únicas aprobadas por las autoridades sanitarias. Según los fabricantes, los LOLLYES “son como labios de látex para lamer”. A diferencia de las barreras tradicionales, éstas son largas y ultrafinas, por lo que apenas se aprecia una pérdida de sensibilidad. Se fabrican en varios colores y distintos olores. Pueden encargarse directamente a sheerglydedams.com o solicitarse por catálogo a empresas como blowfish.com. Estas barreras ultrafinas son sin duda una buena inversión.

    Aplica sobre la vulva unas gotas de lubricante al agua (el aceite y el látex no son una buena combinación) y coloca la barrera sobre toda la zona, cubriendo la antesala de la vagina. Si usas una barrera dental debes saber que tu pareja no sentirá la humedad directa de tu lengua, sino que responderá a la vibración transmitida a través del látex. La mayoría de las técnicas “lingüísticas” descritas en este libro pueden realizarse con una barrera dental, si bien es preciso introducir ligeros ajustes y optar por las variantes más profundas e intensas, descartando las más suaves, ya que pueden no transmitirse bien.

    • Cuando uses una barrera dental, piensa que tu lengua es una fuerza activa para aplicar presión, e incorpora encías y dientes al juego. A la hora del primer beso genital, tal vez optes por lamer como si degustaras un helado, pero cuando llegues al glande, en lugar de rozarlo ligeramente con la lengua, presiona suavemente con la superficie de los dientes superiores.

    Sería falso decir que el uso de una barrera dental no te impide desplegar libremente todas tus habilidades “lingüísticas”; lo cierto es que tu destreza se verá reducida entre un treinta y un cuarenta por ciento. Es difícil sustituir la humedad y la plena libertad de la lengua, capaz de producir electrizantes sensaciones con el más leve roce, pero tampoco es imposible. Tendrás que compensar las limitaciones con creatividad y perseverancia. Conoce y acepta que al principio estarás limitado y busca nuevos modos de gratificación.

    En lugar de pensar en la barrera dental como un artilugio que limita las sensaciones, úsala como instrumento de placer:

    • Roza el glande con el borde de la barrera dental.
    • O introduce un extremo de la barrera en la vagina y presiona hacia arriba sobre el nódulo mientras con el extremo restante abarcas toda la zona del clítoris. Sírvete de ambas manos para “pulirlo” como si de una exquisita perla se tratara.

    Pregunta: Llegados al punto de tener que utilizar diques dentales, ¿por qué no estimularla manualmente y pasar después directamente a la penetración genital?

    Respuesta: Porque incluso con un dique dental la mujer puede expe- rimentar bastante placer con el sexo oral, ya que se pueden conseguir bastantes cosas con el uso combinado de lengua, dientes, encías labios que no podrías lograr si te limitaras a las manos o al pene. La principal barrera frente al placer cuando se usa un dique dental no es física, sino mental.

    El cunnilingus es mucho más que lengua: incluye la presión rítmica de dientes, encías y labios; permite combinar la estimulación oral con la manual, lo que sin duda te coloca en una posición muy ventajosa para dar placer a la mujer; te permite concentrarte en el proceso de respuesta sexual; además, se trata de un acto en sí mismo completo, de un conjunto físico, mental y emocional, cuyo resultado es superior a la suma de sus partes. El hecho de que uno de los actores que intervienen en el juego esté parcialmente limitado no es impedimento para ofrecer un espectáculo de primera.

    EL BESO PRECAVIDO. SEGUNDA PARTE

    Pregunta: «En este momento tengo relaciones sexuales con varias mujeres; supongo que podría decirse que no soy monógamo, por ahora. Estoy en un momento de mi vida en el que sólo pretendo divertirme, aunque tomo mis precauciones para no correr riesgos. Por eso utilizo una barrera dental de látex cuando bajo hasta la vulva de una chica. Lo difícil es conseguir que la barrera no se mueva mientras intento jugar con los dedos dentro de su vagina. Me gustaría tener cuatro manos: dos para sujetar la barrera y otras dos para mover los dedos. ¿Alguna sugerencia?» (Chad, 34 años).

    Respuesta: Tu pregunta sobre la dificultad de mover los dedos para la estimulación manual cuando estás usando una barrera de látex es quizá una de las quejas más frecuentes: ésa y la pérdida de sensibilidad que resulta de su uso.

    Algunos han llegado a idear métodos sumamente originales para que la barrera no se mueva, como por ejemplo: usar unos panties muy ceñidos y sin “entrepierna”; o unas ligas elásticas en los muslos para sujetar los dos extremos de la barrera. Incluso he oído de gente que emplea esparadrapo. No voy a molestarme en describir todas las posibilidades, porque algunas francamente no son muy aconsejables y otras parecen una pura memez (usa tu imaginación).

    A veces ayuda que ella sujete la barrera mientras tú mueves la lengua, aunque lo mejor es que la sujetes cómodamente tú con una mano y que te sirvas de la otra para la estimulación manual. Ya sé que eso no resuelve tu problema; permíteme sugerirte que aceptes el desafío con un ánimo distinto: en lugar de preocuparte por cómo “liberar” tus manos, concéntrate en la mejor manera de estimular el nódulo con las manos al tiempo que sujetas la barrera.

    • Empieza con un consolador (una réplica del pene masculino que se fabrica en distintos tamaños y texturas); compra un aparato de cabeza ancha (al menos cinco centímetros de diámetro), que encaje bien en la antesala de la vagina.
    • Introduce la cabeza del consolador (unos cinco centímetros) en la antesala vaginal. Debe encajar sin producir molestias y abarcar la región del frenillo, como sucede durante la penetración. Lo principal es que el consolador permanezca en la vagina sin ayuda de tus manos.
    • Coloca la barrera dental y acaricia el frenillo con los pulgares mientras lames el glande del clítoris.
    • Pasa la lengua sobre el glande con delicadeza; el puño del clítoris debería tensarse en torno al vibrador, sobre todo si ella estaba bastante excitada en el momento de introducirlo.
    • También puedes introducir el vibrador casi completo en la antesala de la vagina, muy despacio, de tal modo que sólo sobresalgan la base del aparato y como máximo dos o cuatro centímetros de éste. Activa el aparato en modo de baja vibración. Mientras sujetas la barrera dental podrás empujar hacia abajo la base del vibrador con la barbilla o con una muñeca, para aplicar un suave masaje.

    Por último, si tú y tu pareja (o parejas) os tomáis el cunnilingus en serio (y si además tenéis sentido del humor), puedes comprar un artefacto conocido como “acomodador”. Se trata de un vibrador con una cinta que se sujeta al extremo de la barbilla y se asegura con una goma elástica (como una especie de bozal). Cuando te pongas un acomodador parecerá que tienes un pene colgado de la barbilla, de manera que debes estar preparado para que se rían un poco de ti. Sin embargo, este artilugio es muy fácil de manipular al tiempo que lames cómodamente. El acomodador puede comprarse en sextoys.com.

    EL BESO ESCARLATA

    Más información en el artículo de blog Sexo oral durante la menstruación: El beso escarlata.

    Lo cierto es que no tienes por qué renunciar al sexo oral cuando ella esté menstruando, aunque es probable que te sientas inclinado a hacerlo. Tanto los hombres como las mujeres se muestran por lo general sensibles a cuestiones de higiene, olor y sabor cuando se habla de cunnilingus, y estos reparos aumentan cuando la mujer tiene la regla. Sin embargo, gracias a la invención de algo tan sencillo como un tampón podrás hacer que tu pareja se estremezca sin que tú notes flujos indeseados los trescientos sesenta y cinco días del año (siempre que a ella le apetezca, claro está); algunas mujeres experimentan un acusado descenso del deseo sexual cuando están menstruando, mientras que a otras se les agudiza. Todo depende de su química particular.

    • Antes de comenzar los prolegómenos, deja que ella se ponga un tampón limpio y lave la vulva con una toalla húmeda.

    Ya estás preparado para entrar en acción y puedes poner en práctica la mayor parte de las técnicas “lingüísticas” descritas en este libro.

    • Como siempre, concéntrate en ser suave y ligero, y en aplicar una presión rítmica y constante.
    • Lo normal es que la cuerda del tampón cuelgue hacia abajo, para que no interfiera en el juego, aunque a veces puede usarse para rozar o barrer el glande en combinación con la lengua.
    • No te preocupes por los dedos, pues el tampón será tu representante. A medida que la tensión sexual aumente en ella, los músculos pélvicos y el puño del clítoris se contraerán alrededor del tampón y le ayudarán a alcanzar el orgasmo. El tampón debe presionar también la zona del nódulo.
    • Aunque no introduzcas los dedos en la vagina, puedes usarlos alrededor de la entrada vaginal, sobre los labios, el perineo y en la región anal. Y, si quieres, también puedes introducir un dedo además del tampón, para ejercer mayor presión sobre el nódulo.

    No hay razón para que ella no alcance el orgasmo de esta manera. En realidad, la eficacia de esta técnica demuestra que el orgasmo femenino es resultado en buena medida de la estimulación de la densa red de terminaciones nerviosas del clítoris que pueblan la superficie de la vulva y no se ven afectadas por la presencia del tampón.

    En lo que respecta al beso escarlata y a la prevención de riesgos, debes saber que aun cuando uses una barrera de látex sigue existiendo una mayor probabilidad tanto de transmitir como de contraer enfermedades sexuales cuando ella está menstruando, pues ciertos virus, como el VIH, están más presentes en la sangre en ese momento. Por eso, aunque emplees un tampón en combinación con la barrera dental, tal vez prefieras prescindir del cunnilingus si ella está con la regla.

    EL BESO VIRGINAL. LA PRIMERA VEZ PARA ÉL

    Pregunta: “Tengo muchas ganas de hacer el cunnilingus con mi novia, pero no lo he hecho nunca y me da un poco de miedo; no por los olores, sino por no saber hacerlo bien y darle placer. ¿Hay algún consejo para un novato?” (Eric, 21 años).

    Respuesta: Toma nota de lo siguiente:

    1. Asegúrate de que se excita mucho con los prolegómenos.

    2. Tómate tiempo.

    3. Procede con ritmo y suavidad. Olvida todo lo que hayas visto en las películas porno y ten confianza. No confundas empezar suavemente con hacerlo apáticamente. Actúa con fortaleza de lengua y de espíritu.

    4. Concéntrate en lo que ves: sus labios (menores y mayores), la comisura anterior y el frenillo, la antesala de la vagina, el perineo y el glande del clítoris. Disfruta de toda la vulva.

    5. No te apresures en llegar al glande; es extremadamente sensible, por lo que debes centrarte primero en otras zonas de la vulva.

    6. Comienza con lametones amplios y lentos: hacia arriba, old hacia abajo, hacia la derecha y hacia la izquierda. Observa la reacción de tu pareja. No temas preguntarle si le gusta, pero tampoco le lances una batería de preguntas.

    7. Hazle saber cuánto te gusta; dile lo bien que sabe.

    8. Mantén el ritmo con sencillez. Concéntrate en las rutinas básicas esbozadas en este libro. Evita las fantasías; no te preocupes por estimular, de momento, el nódulo.

    9. Confía en tu instinto; relájate y busca un espacio mental que te permita hacer en lugar de pensar.

    10. Recuerda que el objetivo no es el orgasmo, sino el placer. A lo mejor ella no llega al orgasmo la primera vez, pero eso no significa que no haya disfrutado de la experiencia.

    EL BESO VIRGINAL. LA PRIMERA VEZ PARA ELLA

    Pregunta: “Mi novio quiere tener sexo oral conmigo y estamos los dos muy nerviosos, aunque tenemos muchas ganas: nos preocupa porque yo no lo he hecho nunca y no sé lo que debo esperar, pero también porque nunca he tenido un orgasmo durante la penetración. Soy capaz de llegar al orgasmo cuando me masturbo, pero no cuando estoy con un hombre. Antes lo fingía, pero mi novio actual me gusta mucho, estamos pensando en casarnos y quiero ser completamente sincera. Él es un entusiasta del sexo oral y piensa que así seré capaz de tener un orgasmo, pero yo no estoy segura. La verdad es que nunca he dejado que un chico me haga eso, porque no me siento del todo cómoda mientras me ven, me huelen y me saborean. ¿Qué puedo hacer?” (Lynn, 23 años).

    Respuesta: Tu novio tiene razón. Tendrás muchas más posibilidades de experimentar un orgasmo durante el cunnilingus que durante el coito. Esto sucede porque el clítoris es la fuente de energía del orgasmo y responde mucho mejor a una presión rítmica y constante.

    La penetración no suele ofrecer al clítoris la estimulación necesaria para desarrollar la tensión sexual; por eso cuando te masturbas sí lo consigues.

    Que seas capaz de alcanzar el orgasmo cuando te masturbas es muy positivo: si no pudieras, es más que probable que tampoco lo lograras con el cunnilingus. La masturbación es el primer paso para acostumbrar a tu cuerpo y a tu mente a trabajar conjuntamente para producir placer.

    Así pues, no cabe duda de que estás en el buen camino.

    • Lo principal es relajarse y concentrarse en el placer. No pienses en el orgasmo, sino sólo en disfrutar de la experiencia. Es estupendo que a tu novio le guste el cunnilingus; sólo asegúrate de que también en su caso el placer y no el orgasmo es el objetivo.
    • Dedicad un buen rato a los prolegómenos y asegúrate de que estás bien excitada antes de empezar. Piensa en la estimulación manual que te permite alcanzar el orgasmo cuando te masturbas.
    • Si deseas usar un vibrador díselo a tu novio. A lo mejor te apetece que mire cómo te masturbas o, mejor aún, te apetece masturbarte con su mano.
    • Muéstrale sin reparos lo que te gusta y lo que no; alaba lo que te gusta y dile lo que no te agrada de un modo constructivo. El ego masculino se siente herido con mucha facilidad cuando se le hace una crítica sexual.

    Puesto que nunca has practicado el sexo oral con un hombre, prepárate para embarcarte en una aventura repleta de sensaciones: unas serán increíbles, otras te parecerán nuevas y extrañas, abrumadoras, incluso molestas. Si algo no te gusta, díselo. La columnista y escritora Anka Kadakovich relata cómo fue la primera vez que practicó el cunnilingus: “Estaba sentada en mi coche nuevo y tan excitada que sin querer metí la marcha atrás y me estrellé contra la puerta del garaje. ¡Cómo iba a explicárselo a la compañía de seguros!”.

    Si te da reparo que él te vea, te huela o te saboree, piensa que no eres la única. He aquí algunos consejos para que te relajes.

    • Incorpora a los prolegómenos una ducha o un baño; enciende velas; deja que te dé un masaje con aceite aromático. Aprecia el interés de tu novio y ten por seguro que a la mayoría de los hombres les encanta la visión, el olor y el sabor de la vulva, y que se excitan sobremanera cuando hacen un cunnilingus. Es muy posible que el entusiasmo de tu novio sea contagioso y que los dos os sintáis muy cómodos con la experiencia.
    • Relájate, déjate llevar y concéntrate en el proceso de respuesta sexual. Procura instalarte en el mismo estado de ánimo que cuando te masturbas. Permanece en contacto con tu cuerpo, concéntrate en el placer que estás recibiendo y déjate llevar. La mayoría de las mujeres fantasean más durante una sesión de sexo oral que mientras son penetradas; no tengas miedo de dejar volar tu imaginación.
    • Ten en cuenta que serán necesarios varios intentos antes de que alcances el clímax; no te sientas frustrada. Puedes acercarte mucho, pero no llegar del todo.
    • Si notas que estás a punto de llegar pero no eres capaz de abandonarte a la experiencia, mastúrbate tú los últimos momentos, sobre todo si sabes que de ese modo alcanzas el orgasmo. Tendemos a pensar que la masturbación es un acto privado, incluso vergonzante, aunque lo cierto es que tanto los hombres como las mujeres tienen la fantasía de ver cómo se masturba su pareja. Puesto que ya has demostrado tu sinceridad y tu apertura al hablar libremente con tu pareja de tu incapacidad para alcanzar el orgasmo durante el coito, puedes sentirte perfectamente cómoda para comprender la importancia de la masturbación. Es muy posible que a tu pareja le guste mirar cómo te estimulas hasta alcanzar ese punto sin retorno, sobre todo porque ha sido él quien en un noventa por ciento te ha llevado hasta allí.
    • Si no estás abierta a la masturbación, deja que él use su lengua para llevarte lo más lejos posible y probad luego la penetración vaginal colocándote tú encima; de esta manera tendrás un mayor control sobre la posición del pene, así como sobre el ritmo y la presión que recibe tu clítoris. A muchas mujeres les gusta tocarse durante el coito, por lo puedes combinar la penetración con la masturbación.

    Ante todo, intenta disfrutar del placer del cunnilingus. Aunque no logres alcanzar el orgasmo la primera vez, ten la certeza que estás en el buen camino y terminarás por conseguirlo.

    EL BESO EMBARAZADO

    No hay razón alguna para no disfrutar del cunnilingus durante el embarazo, a menos que el médico haya prohibido expresamente cualquier tipo de actividad sexual, como sucede cuando existe un historial de abortos espontáneos, pues las contracciones del útero pueden provocar un parto prematuro. La oxitocina, una sustancia que se libera con la actividad sexual, se produce también durante las contracciones del parto, tanto es así que a veces se utiliza oxitocina sintética para inducir el parto, e incluso es posible que el médico recomiende el sexo en este sentido.

    En la mayoría de los casos, sin embargo, el cunnilingus es un buen modo de mantener una actividad sexual sana a lo largo de todo el embarazo. Incluso es probable que la mujer aprecie aún más las atenciones de tu lengua cuando está embarazada. Según The Girlfriends’ Guide to Pregnancy, de Vicki Iovine: “La mejor noticia sobre los cambios que están teniendo lugar «ahí abajo” es que muchas mujeres sienten una especie de excitación sexual constante, por la concentración de flujo sanguíneo en los órganos sexuales. Tracy dice que cuando caminaba mucho casi alcanzaba el orgasmo con la simple fricción de las piernas”.

    CUIDADO: En el segundo trimestre de embarazo se recomienda a la mujer no permanecer mucho rato tumbada boca arriba, pues esta postura interrumpe la circulación de la vena cava y reduce el proceso de oxigenación. Para remediarlo basta con ponerse un cojín en la zona lumbar o bajo las caderas y ladearse ligeramente.

    Otra ventaja del embarazo es que ella puede tener mayor facilidad para el orgasmo y ser éste más intenso y prolongado. Esto sucede porque las contracciones del útero son más intensas y más sensibles a la liberación de oxitocina.

    El reverso de la moneda es que la mujer puede encontrarse en un estado constante de excitación sexual, puesto que los genitales están permanentemente llenos de sangre. Suele ocurrir que muchas mujeres descubren su capacidad para experimentar orgasmos múltiples durante el embarazo.

    Puesto que el cunnilingus entraña un acercamiento más íntimo que cualquier otra actividad sexual, es posible que adviertas algunos cambios durante el embarazo: podría ocurrir que se presentaran pequeñas pérdidas de sangre en el momento en que la mujer debería tener la menstruación. Estas pérdidas carecen de importancia y no deben confundirse con la intensa hemorragia que se presenta cuando existe un embarazo extrauterino o cuando se produce un aborto. También puedes notar la concentración de flujo sanguíneo en el clíto- ris y que los labios se agrandan y cambian de color; normalmente se vuelven más oscuros. El flujo natural puede cobrar una textura más densa y adquirir un olor característico. Muéstrate atento a estos cambios, pues es posible que ella también lo esté, y busca un espacio cómodo para ambos.

    Las tres garantías del cunnilingus son más importantes que nunca durante el embarazo. Insiste en decirle que huele de maravilla, que sabe de maravilla, que te parece preciosa en todos los sentidos, y verás cómo disfrutas de verdad con su vulva.

    JUGUETES ÚTILES

    Pregunta: “Soy bastante inexperto en el arte del cunnilingus y no consigo mover las manos y la lengua al mismo tiempo; me resulta imposible concentrarme en las dos cosas. ¿Qué puedo hacer?” (Geoff, 32 años).

    Respuesta: Prueba a usar un vibrador. Con independencia de cuál sea tu nivel de competencia, un vibrador resultará un complemento perfecto para el cunnilingus.

    Si tu pareja no ha usado nunca un vibrador para masturbarse, puede ser divertido que compréis uno juntos; los hay de todos los tamaños, formas, texturas, estilos y con distintos extras.

    Si la elección del vibrador tiene por objeto mejorar vuestra sesión de cunnilingus, recuerda una vez más que la forma debe estar al servicio de la función. Muchos hombres emplean el vibrador para penetrar, empujar y clavar, en una burda imitación del pene durante el coito; de ahí que muchos vibradores imiten la forma del pene masculino.

    Utiliza el vibrador de un modo similar a cuando te concentras en usar la lengua y los dedos para realizar suaves movimientos rítmicos que abarcan todas las zonas visibles de la vulva, así como los primeros centímetros de la vagina.

    Piensa que el vibrador sustituye a tu lengua y a tus dedos; no es un pene de plástico que debas introducir. El hecho de que se parezca a un pene no significa que deba usarse como si lo fuera. Para eso basta con un vibrador en forma de varita, de entre nueve y doce centímetros de longitud y una cuarta parte de diámetro. La longitud importa poco, puesto que sólo vas a introducirlo unos centímetros en la vagina.

    La mayoría de los vibradores van envueltos por una cubierta de plástico duro o una funda de silicona menos rígida. Cualquiera de los dos resulta adecuado, siempre que sea firme y sólido, con un mínimo de flexibilidad. Opta, en definitiva, por un aparato sencillo y fiable, cómodo y fácil de usar.

    Como sucede con cualquier instrumento, lo importante es el uso que hagas de él. Puedes introducir el vibrador libremente en cualquier momento después del primer beso genital, sabiendo que lo mejor es usarlo cuando la sesión ya esté bien avanzada y próxima a la fase del preorgasmo.

    El vibrador es útil para estimular suavemente todas las zonas visibles de la vulva -labios, perineo y los contornos del glande-, como alternativa a los dedos. Debe seleccionarse una velocidad baja: una vibración difusa y persistente que va resonando poco a poco en el cuerpo de ella.

    • Introduce el vibrador en la antesala vaginal (con lubricante en caso necesario). No pases de esta zona y concéntrate en el nódulo clitorídeo. Mueve suavemente el vibrador hacia dentro y hacia fuera. Recuerda que no debes sobrepasar los primeros cinco centímetros del conducto vaginal.
    • Trabaja principalmente con la punta del vibrador. No tengas prisa; deja que el vibrador repose en la entrada de la vagina; este movimiento lento y ligero debe hacer que el puño del clítoris se contraiga en torno al aparato.

    Tras un buen rato de estimulación, introduce uno o dos dedos por debajo del vibrador para presionar el aparato. De este modo el vibrador aplica un masaje sobre el nódulo.

    PLANTILLA

    Fotocopia esta plantilla y empléala para diseñar tus propias rutinas.

    Primera fase: El primer beso (menos de un minuto)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS:

    Segunda fase: Marcar el ritmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS:

    Tercera fase: Aumento de la tensión (de cinco a diez minutos)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS:

    Cuarta fase: Escalada (de tres a cinco minutos)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS:

    Quinta fase: Preorgasmo (de tres a cinco minutos)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS:

    Sexta fase: Orgasmo (menos de un minuto)

    LENGUA:

    DEDOS:

    MANOS: