Parte 1: Elementos de estilo sexual

  • 20 Una advertencia sobre el juego

    Según hemos visto en la Primera parte, el cunnilingus ha sido considerado tradicionalmente como un aspecto optativo del calentamiento, más que como una práctica sexual en sí misma que puede conducir a la mujer hasta el orgasmo.

    Cuando relegamos el sexo oral (como la estimulación manual del clítoris) al ámbito de los preliminares estamos al mismo tiempo:

    • Reduciendo la importancia de las actividades orientadas al placer.
    • Limitando su función en el proceso de excitación y respuesta sexual.
    • Favoreciendo la penetración genital como clave de la experiencia sexual.

    De este modo abrimos una brecha entre la lengua y el clítoris que en muchos casos el pene no es capaz de superar.

    Relegar el cunnilingus al calentamiento refuerza la falsa creencia de que la lengua debe reservarse para las primeras fases de la respuesta sexual, cuando en realidad es todo lo contrario; habida cuenta de la alta sensibilidad del clítoris, la estimulación directa debe aplicarse de manera lenta y gradual y ha de ir precedida de diversas actividades eróticas.

    En resumidas cuentas, el cunnilingus no es el calentamiento sino el partido, el mejor modo de aplicar distintos métodos de estimulación del clítoris; al igual que la penetración genital, el cunnilingus exige unos prolegómenos eróticos. Así, cuando hablemos de las técnicas, el calentamiento se abordará como una de las actividades que preceden al partido: el sublime vals de la lengua y el clítoris.

    Como señaló Aristóteles: “El nudo sólo es el nudo cuando va precedido de un comienzo y seguido de un final”. Mientras que para los hombres el proceso de respuesta sexual se completa casi en coincidencia con la explosión del orgasmo, se ha demostrado ampliamente que las mujeres necesitan más tiempo para volver al estado anterior a la excitación tras el clímax; de ahí la importancia de “repetir la jugada”.

    De esta forma, podemos dividir el proceso que permite construir un gran drama sexual en tres partes bien diferenciadas: calentamiento, partido y repetición de la jugada.

    Es hora de que empiece la función.

  • 21 Calentamiento: glosario de términos elementales

    Un mal comienzo propicia un mal final.

    EURÍPIDES

    No atajemos a expensas de la claridad.

    ELEMENTOS DE ESTILO

    Anticipación: conviene crear una intensa sensación de expectación. Un poco vale mucho: una llamada provocativa y susurrante desde la oficina, un murmullo furtivo durante la cena, una caricia en la nuca… El más mínimo gesto puede cargar un acto banal de energía erótica.

    Evitar: el contacto directo con los genitales femeninos durante el calentamiento por espacio de al menos 10 o 15 minutos. Estimula otras partes de su cuerpo; deja que la oxitocina invada su torrente sanguíneo. Reserva el beso genital para el final, pues el primer beso en la vulva es el umbral entre el calentamiento y el partido.

    Concienciación: sintoniza con todos los matices de la respuesta sexual; no pierdas la atención ni te alejes del proceso. Cada momento se apoya sobre el anterior para construir una experiencia sin fisuras. Recuerda lo que dijo Aristóteles: “Lo principal es la estructura de los elementos. Cuando uno es eliminado o situado donde no le corresponde, todo el conjunto se ve alterado”.

    Baño: la limpieza es un aspecto muy importante en un encuentro sexual, especialmente cuando se practica el cunnilingus. Los escrúpulos por motivos higiénicos son la principal causa de reserva de los hombres hacia el cunnilingus y una importante fuente de ansiedad para las mujeres preocupadas por el recelo de su compañero. El calentamiento puede empezar con una ducha o un baño compartido. Te ayudará a canalizar la ansiedad y construir un acontecimiento romántico.

    Barba: a menos que tengas una barba bien crecida y suave, considera la posibilidad de afeitarte para no irritar la vulva, la cara interna de los muslos y otras zonas sensibles.

    Cuerpo (de ella): ten en cuenta que la piel es el órgano sexual más amplio y que el cuerpo entero, de la cabeza a los pies, es una extensa zona erógena. Esta afirmación es especialmente cierta en el caso de las mujeres, puesto que el cuerpo femenino suele ser más pequeño que el masculino, pero tiene el mismo número de terminaciones nerviosas concentradas en una superficie menor; de ahí que el número de receptores sensibles sea superior en el cuerpo femenino. Además, la piel de la mujer suele ser más fina y tener menos vello, lo que permite una mayor sensibilidad. Los estudiosos del sexo han observado que a algunas mujeres les basta con que les acaricien las cejas o les besen en el lóbulo de la oreja para alcanzar el orgasmo. Como dijo Voltaire: “El amor es un paño proporcionado por la naturaleza y bordado por la imaginación”.

    Pechos: si bien existe una base biológica para la relación de placer que se establece entre los pechos y la vulva en forma de oxitocina una sustancia química que aumenta nuestra sensibilidad al tacto y es liberada en la región genital cuando se estimulan los pezones, muchos estudios revelan que el contacto con los pechos estimula a los hombres mucho más que a las mujeres. En uno de los estudios sobre sexualidad femenina realizados por Alfred Kinsey se revela que sólo el 11% de las ocho mil mujeres encuestadas afirmaron acariciarse los pechos durante la masturbación (en comparación con el 84% que se acariciaba el clítoris o los labios menores). Parece sensato concluir que buena parte del placer que ella siente cuando estimulas sus pechos responde al disfrute que a ti te proporciona. La sensibilidad de los pechos es muy distinta en cada mujer, por lo que conviene actuar con delicadeza y observar la respuesta. Una de las encuestadas en este estudio recomienda lo siguiente: “Saboréalos, no te los comas”.

    Mal aliento: cuando hablamos de higiene no debemos olvidar la propia higiene bucal, pues hay más bacterias en la boca que en la vagina. En lugar de lavarte los dientes, lo que podría producir heridas o llagas y aumentar el riesgo de contraer una enfermedad venérea, enjuágate con un antiséptico suave. Por las mismas razones, no utilices el hilo dental antes de un encuentro sexual.

    Respiración: la mayoría de los hombres consideran la humedad vaginal como el indicador más fiable del grado de excitación de la mujer; si bien es cierto que existe una fuerte relación entre lubricación y respuesta sexual, puede ocurrir que la mujer no se humedezca, por razones completamente ajenas a su grado de excitación. La respiración de la mujer es un indicador que normalmente se pasa por alto. Muéstrate atento a los cambios de ritmo de su respiración a medida que se va excitando y observa cómo se tensan sus músculos abdominales.

    Velas: hombres y mujeres no se ponen de acuerdo en cuanto a la iluminación. Los hombres, como Hemingway, suelen preferir un lugar “limpio y bien iluminado” para practicar y observar su habilidad, mientras que las mujeres prefieren un velo de oscuridad. Las velas son un buen término medio.

    Comunicación: mantén abiertos todos los canales de la comunicación, tanto los físicos como los verbales; no interrumpas en ningún momento el ciclo estímulo-respuesta. Según Sex: A Man’s Guide, “una encuesta de la revista Redbook entre cien mil mujeres casadas revela que el principal indicador femenino de satisfacción sexual y conyugal era la posibilidad de expresar a sus maridos sus sentimientos sexuales. Cuanto más hablaban más valoraban su vida sexual, sus matrimonios y su grado de felicidad en general”. Cada cual debe descubrir lo que funciona y lo que no. Sé positivo y constructivo: una crítica dura suele significar la muerte del sexo.

    Fantasías: tal es la fuerza de la imaginación que algunas mujeres son capaces de llegar al orgasmo únicamente con sus propias fantasías, sin necesidad de estimulación física. Los estudios revelan que las fantasías de los hombres y de las mujeres son diferentes. Las mujeres tienden generalmente a fantasear en términos más narrativos, mientras que las fantasías masculinas suelen centrarse en determinados detalles físicos visuales de sus encuentros sexuales.

    En cuanto al contenido, las fantasías de hombres y mujeres coinciden en aspectos como: múltiples parejas, juego anal, bromas, atarse suavemente, excitarse mirando a otros practicar el sexo en lugares públicos.

    Fantasead juntos: escoge una página de Las mil y una noches para el calentamiento. Si no eres un buen narrador podéis leerla juntos en voz alta. He aquí algunas recomendaciones literarias: la obra maestra del erotismo, de James Salter, Juego y distracción; los relatos breves de Anaïs Nin incluidos en Delta de Venus y Pájaros de fuego; las novelas eróticas de la serie de Emmanuelle, de Emmanuelle Arsan; Historia de O, de Pauline Réage; el relato sexual Innocence, de Harold Brodkey, acaso la mejor descripción de una sesión de cunnilingus que jamás se haya escrito; novelas de Jerzy Kosinski como Cock- pit; Bajo los tejados de París y Días tranquilos en Clichy, de Henry Miller; el anónimo Mi vida secreta; Lo puro y lo impuro, de Colette; la antología de fantasías de Nancy Friday, Mi jardín secreto (con abundantes testimonios de fantasías de gente real); alguna de las antologías eróticas editadas por Susie Bright o publicaciones de colecciones especializadas, como La Sonrisa Vertical.

    Los amantes de la poesía pueden saborear Las flores del mal, de Charles Baudelaire, o los versos de Guillaume Apollinaire. Y quienes prefieran los cómics (de tipo pervertidillo, claro está) pueden elegir las historias extra calientes del escritor y dibujante Eric Stanton, especializado en fantasías de dominación femenina, o las del archifamoso Milo Manara.

    Fantasead por separado: ten presente que hay fantasías que se comparten en voz alta y fantasías que se reservan para uno mismo. Respeta tu intimidad y la suya, y no te sientas amenazado por sus fantasías. Según los autores de Sex: A Man Guide’s, los estudios revelan que cerca del 85% de los hombres y las mujeres tienen a veces fantasías sexuales durante la actividad sexual. Los autores citan una investigación de Harld Leitengerg, donde se concluye que quienes fantasean durante la actividad sexual alcanzan mayores niveles de satisfacción y tienen menos problemas en sus relaciones sexuales, aun cuando la persona de sus fantasías no sea la misma que su pareja.

    “A veces me cuesta más hablar de mis fantasías que de mi experiencia sexual. Lo que “hago” en términos sexuales es el resultado de factores muy diversos, y no todos tienen una base sexual. Sin embargo, lo que «imagino» que hago es puro: puro en el sentido de que la imagen surge completamente de dentro, del terreno del subconsciente. La tierra de la fantasía es la tierra de lo que se desea pero no se hace” (Tisdale).

    Fantasía frente a realidad: sé consciente de la diferencia entre compartir una fantasía y realizarla. Lo primero es inofensivo y preparatorio, mientras que lo segundo puede tener consecuencias imprevisibles a no ser que esté debidamente hablado y sea comprendido por ambos miembros de la pareja. Esto es aún más cierto cuando las fantasías se sacan del dormitorio. El sexo en nuestras vidas, familiar y repetitivo, suele ser muy distinto del sexo en nuestras fantasías, tabú y exagerado. Puede que en eso esté el quid de la cuestión. Piénsatelo antes de sacar las fantasías del dormitorio y ten presente que una vida interior rica contribuye a una vida exterior sana y feliz. En palabras de una entrevistada: “Aunque quisiera vivir mis fantasías, sería imposible. Necesitaría una máquina del tiempo y una nave espacial”.

    Felación: una de las principales fuentes de placer para ella es tu propio placer y el mejor modo que tiene de ofrecértelo es con un poco de atención oral. Pero no te dejes llevar demasiado lejos. Numerosos estudios demuestran que los hombres disfrutan de la felación tanto, si no más, como de la penetración, y que éste es el modo más fácil para la mujer de conducir a un hombre hasta el orgasmo. Ahora bien, la felación no da derecho al clímax. Tal como afirmaba el doctor Comfort en The New Joy of Sex, “algunos hombres no soportan el más leve beso genital sin eyacular”. Por eso, si te gusta la felación y quieres disfrutar de ella, limítate a un “ligero tentempié” durante el calentamiento y pide más después del partido.

    Estimulación manual: una vez que ella se haya excitado, que su cuerpo esté despierto y sensibilizado a tus atenciones, la estimulación manual de su vulva resultará ser el plato fuerte del calentamiento; tómate un buen rato para desplegar en su justa medida una buena combinación de presión, movimiento y ritmo. Antes de empezar tal vez desees humedecer las manos con algún lubricante (véase Lubricante para los pros y los contras de una elección u otra), aunque para entonces lo más probable es que ella ya esté bastante húmeda. Asegúrate de que tienes las uñas cortas, para no irritar su región genital o causar pequeños cortes y heridas. Para aprender a manejar los dedos como un virtuoso, consulta el Apéndice.

    Vello púbico: chicos, cuidado con el pelo. A algunos hombres les encanta y no se cansan de restregar la nariz para aspirar todo el perfume femenino. Otros prefieren un pubis bien recortado y otros la fina cresta de un mohicano o una vulva resbaladiza y desnuda, lo que los chinos llaman el “tigre blanco”. La decisión es de ella. Recuérdalo y respétalo. A algunas mujeres les fastidia tener que preocuparse de otro detalle más de su apariencia, y todo lo que pase de un ligero recorte del vello puede producir incomodidad, picor y hasta dolor.

    Besar: como dijo Shelley, “el alma se encuentra con el alma en los labios del amante”. Un beso es como la fusión de dos sustancias químicas: si se produce una reacción, ambas se transforman. Un beso es una expresión del alma, única y multifacética. Un beso puede ser juguetón, paciente o tímido; o puede ser ansioso, contundente y violento. Según las enseñanzas del Tantra, el labio superior de la mujer es una de las zonas más erógenas de su cuerpo, pues está conectado al clítoris por un nervio especial que supuestamente canaliza la energía erótica. Como el propio lenguaje, no hay emoción que no pueda expresarse con un beso. El cunnilingus no es más que el arte de convertir un beso en un acto amatorio completo.

    Lenguaje: “La gracia está en cómo se dicen las cosas”, afirmó Robert Frost, y esto no puede ser más cierto si lo aplicamos al juego sexual. Según una encuesta de la revista Men’s Fitness, en torno a un 90% de los hombres les encanta que sus parejas les digan cosas soeces. Si eres de los que no suelen hablar en la cama, suelta un poco tu lengua y verbaliza tus sentimientos eróticos.

    Selecciona las palabras con inteligencia y recuerda lo que decía Mark Twain a este respecto: “La diferencia entre la palabra precisa y la palabra casi precisa es la misma que entre un relámpago y una luciérnaga”. Lo mismo vale a la hora de “encender” o “apagar”. Así pues, asegúrate de que tus palabras producen el primer efecto en lugar del segundo.

    A la hora de buscar las palabras adecuadas, recuerda la recomendación de Elementos de estilo: “Todos los escritores revelan en su uso del lenguaje una parte de su espíritu, sus costumbres, sus capacidades y sus inclinaciones”.

    Lencería: apréciala antes de romperla, rasgarla o arrancarla. A diferencia de los hombres, cuya capacidad de elección en materia de ropa interior rara vez va más allá de decidir entre unos bóxers o un slip, las mujeres emplean numerosos recursos físicos, creativos y económicos para contar con un buen surtido de lencería. Una encuestada comentó: “¿Quién se ha creído que es? ¿Conan el Bárbaro? Me rompió las medias a mordiscos. ¡Y eran de La Perla, de las de veinticinco dólares!”.

    Lubricante artificial: dice un antiguo proverbio malgache: “Que tu amor sea como la llovizna que cae dulcemente hasta inundar el río”. Eso sí, si tu pareja no consigue lubricarse, no te lo tomes como algo personal. Según Sex in America Survey (1994), el 20% de las mujeres se quejan de tener problemas a la hora de lubricar.

    El uso de un lubricante artificial no es tan importante en el cunnilingus como en la penetración. En The New Joy of Sex, el doctor Comfort señalaba que “el mejor lubricante sexual es la saliva”. Y durante el cunnilingus se dispone de saliva en abundancia. Ahora bien, la boca se seca a veces, y no está de más tener a mano algún lubricante.

    Antes de elegir un lubricante conviene leer los ingredientes y prescindir de aquéllos con base de aceite o productos químicos como el nonoxynol-9, un espermicida de uso común que tiene un sabor espantoso y puede producir quemaduras e infecciones. Igualmente hay que evitar las gelatinas, como el K-Y, pues son muy grasas y densas. La mejor elección es un producto al agua y con pocos ingredientes. Uno de los más usados es el Astroglide, que se ha hecho famoso por el eslogan “Sólo la naturaleza puede vencerlo”. Puedes disfrutar con el proceso de selección, porque la variedad es enorme.

    Masaje de pies: una de las técnicas de estimulación erótica más despreciadas e infrautilizadas es el masaje de pies, cuando se sabe que éste inunda la sangre de endorfinas y estimula todo el cuerpo. No hace falta ser un masajista profesional; basta con mantener un contacto continuado entre la mano y el pie, masajeando primero uno y luego el otro con las dos manos. El masaje debe abarcar la totalidad del pie: planta, talón, tobillo y articulaciones de los dedos. Tómate la libertad de besarle los dedos de los pies. Hay mujeres que no lo soportan, mientras que para otras es la cumbre del placer.

    Masturbación: Masters y Johnson recopilaron gran parte de su información sobre la respuesta sexual femenina observando cómo se masturban las mujeres. Cayeron en la cuenta de que las mujeres centraban la estimulación manual en el glande del clítoris, además de la caña, el monte de Venus y los labios mayores y menores. Dada la enorme sensibilidad del glande del clítoris, la mayoría de las mujeres lo estimulaban en el momento álgido y evitaban el contacto directo inmediatamente después del orgasmo. El doctor Kinsey descubrió que el 95% de las mujeres estudiadas alcanzaba el clímax con mayor frecuencia mediante la masturbación que con la penetración. Esta observación fue corroborada por Masters y Johnson, quienes descubrieron que el 90% son capaces de llegar al orgasmo mediante la masturbación.

    Estos mismos autores subrayaron que no había dos mujeres que se masturbaran exactamente igual, pese a la existencia de algunas prácticas comunes.

    Masturbación compartida: puede ser una oportunidad para conducir a la mujer al clímax…, algo que sin duda vale la pena estudiar. Ahora bien, recordemos que, si bien la masturbación es una práctica común, compartir esta experiencia se considera casi tabú. En su libro Solitary Sex: A Cultural History of Masturbation, Thomas Laqueur, profesor de Historia de la Universidad de California (Berkeley), escribe lo siguiente: “La masturbación está por lo general ausente en el debate sobre la sexualidad moderna; es algo de lo que se prefiere no hablar, y tan desconcertante que sólo se menciona en broma”. Si ella nunca se ha masturbado en tu presencia, crea un entorno de intimidad y confianza. Lo principal es que sepa que quieres que lo haga porque eso te excita y porque deseas aprender más maneras de darle placer.

    Pese a los obstáculos, vuestra vida sexual mejorará si sois capaces de compartir el acto de la masturbación, pues no sólo resulta un buen estímulo erótico sino que puede convertirse en una herramienta infalible en momentos en los que por una u otra razón ella no alcanza el orgasmo durante la actividad sexual y necesita resolverlo con sus propias manos.

    Música: emplea la música para realzar el estado de ánimo, sin sofocarlo. Busca música que os estimule a los dos, que os permita dejaros llevar, que os ayude a sincronizar vuestro ritmo. Una música bien elegida puede estimular realmente los sentidos, mientras que una mala elección puede bloquearlos.

    Múltiples orgasmos: es frecuente que la mujer alcance el orgasmo durante el calentamiento si se la estimula eficazmente. Si bien todas las mujeres tienen la capacidad innata de alcanzar múltiples orgasmos, no todas la han experimentado, y muchas incluso no son conscientes de este potencial inherente. Si ella llega al clímax en el curso del calentamiento, déjala que descanse unos minutos con una estimulación más suave, como los besos y las caricias, antes de pasar al partido. Esta tregua es imprescindible si su orgasmo ha sido resultado de la estimulación manual del clítoris, pues el glande se muestra particularmente sensible al tacto después del orgasmo. Deja que se enfríe un poco, pero que no pierda el interés sexual; centra la atención en otras zonas de su cuerpo. Tras esta breve pausa puedes volver a estimular su vulva y prepararla para el siguiente orgasmo.

    Penetración: cuando el cunnilingus se convierte en el núcleo del juego sexual, la penetración puede formar parte de los preliminares. En la posición clásica del misionero (tú encima, ella debajo), usa la punta del pene para penetrar muy levemente la antesala de la vagina. Deja que el pene repose dentro de ella. (Si no estás cómodo en la postura del misionero puedes arrodillarte o sentarte delante de su vulva). No tengas prisa. Tómate tu tiempo. Disfruta. Quédate cerca de la entrada. Tócale el glande del clítoris con el pulgar y muévelo suavemente de lado a lado, al tiempo que la penetras con embestidas breves y poco profundas. O frótale el clítoris con el pene y empuja luego suavemente entre los pliegues de los labios sin llegar a penetrarla. Tal vez ella pueda contraer los músculos pélvicos mientras tú, siempre muy despacio, vas penetrándola. Tómate el tiempo necesario para sentir cómo se contraen sus músculos alrededor de tu pene mientras te retiras muy despacio.

    Porno: principalmente películas. Sabemos que excitan a los hombres, aunque no tanto que estimulen a las mujeres. Según el libro Total Sex, un estudio realizado en quinientos videoclubs (cuando todavía existían), un 25% de las mujeres participan con su pareja en la elección de las películas porno. Este entusiasmo es una espada de doble filo: por un lado, resulta reconfortante que hombres y mujeres compartan la misma afición por la estimulación cinematográfica; por otra parte, la amplia mayoría de las películas porno van dirigidas a los hombres. Para cambiar de tercio conviene buscar películas pensadas específicamente para seducir a las mujeres, de directoras como Candida Royalle, una antigua actriz de cine porno que más tarde empezó a producir y dirigir sus propias películas bajo el sello Femme Productions. Estas películas prestan más atención al guión y a los personajes, incluyen abundantes preliminares y son mucho más esclarecedoras en cuanto a las prácticas sexuales que de verdad gustan a las mujeres.

    Además, y a diferencia de lo que sucede con las películas destinadas a un público masculino, en estas otras el sexo forma parte del guión. Seguro que a Shakespeare le habrían gustado más que las destinadas a los hombres, en la medida en que se esfuerzan por “adecuar la acción a la palabra y la palabra a la acción” al tiempo que “reflejan la naturaleza como un espejo”.

    Estilo: no te pases. Tal como se dice en Elementos de estilo, “el principiante debe avanzar con cautela, comprender que se trata de expresar su propio ser y alejarse con resolución de todos los mecanismos popularmente considerados como señal de estilo: manierismos, trucos y adornos. El estilo es cuestión de franqueza, sencillez, orden y sinceridad”. Lo mismo vale para los expertos.

    Vínculos: de los que atan. Inmovilizar al amante durante la actividad sexual es una fantasía muy popular que, a diferencia de otras, puede practicarse fácilmente y resulta muy satisfactoria desde el punto de vista erótico. Cuando se practica sin peligro, como un juego, atar es un modo divertido y poco comprometido para interpretar papeles de dominación y expresar una agresión sexual sana. El cuerpo de la mujer se siente estimulado con la tensión muscular, y también la mente, al rendirse al placer y actuar de maneras que de otro modo no se atrevería. Por otro lado, a ti te permite tomarte tu tiempo sin escatimar atenciones, mientras ella se abandona al juego. La limitación estimula la creatividad. Si eres novato en esto, más vale que peques de prudente y leas detenidamente el Apéndice antes de practicarlo.

    Tiempo: tómate todo el tiempo del mundo. Como dijo Ovidio: “Afirmo que jamás ha de precipitarse el clímax del amor, sino llegar despacio y prolongadamente”.

  • 22 El terreno de juego

    “La palabra adecuada en el lugar adecuado es la mejor definición de estilo”.

    JONATHAN SWIFT

    Aunque es imperativo que el juego se desarrolle sin fisuras desde el principio hasta el final, sin interrupción, conviene dividirlo en distintas etapas, pues de este modo se engrandece el partido: el momento en que la tensión sexual crece, culmina y se libera mediante el orgasmo femenino.

    Así pues, dividiremos el partido en seis etapas diferenciadas y fáciles de comprender:

    Primera etapa: cuando pasamos del calentamiento al partido con el primer beso genital.

    Segunda etapa: cuando marcamos el ritmo y acostumbramos al clítoris a las caricias constantes de la lengua.

    Tercera etapa: cuando seguimos aumentando la tensión centrando nuestra energía en el glande del clítoris, al tiempo que recurrimos a la estimulación manual.

    Cuarta etapa: cuando hiperestimulamos el proceso de respuesta sexual y elevamos el nivel de excitación mediante la estimulación interna del “nódulo clitoridiano”, en combinación con el glande del clítoris.

    Quinta etapa: preorgasmo, cuando mantenemos el ritmo y la presión en óptimo equilibrio a medida que ella se aproxima al orgasmo.

    Sexta etapa: el orgasmo, cuando maximizamos el número de contracciones pélvicas y la ayudamos a alcanzar el clímax en toda su plenitud.

    En resumidas cuentas, estas etapas son un proceso sencillo que abarca: el primer beso genital, el establecimiento del ritmo, el aumento de la tensión, la escalada de la acción, el preorgasmo y el orgasmo.

    Más adelante nos ocuparemos más detenidamente de estas seis etapas del partido, en relación con otras cuestiones que surgen a lo largo del proceso de respuesta sexual femenina, y detallaremos diversas técnicas.

    Pero antes de hacer nada debemos asegurarnos de estar en la posición adecuada…

  • 23 La forma sigue a la función: en posición

    Antes de bajar hasta los genitales de una mujer, asegúrate de que tu postura es la adecuada para una óptima actuación. La diferencia entre el éxito y el fracaso es a menudo cuestión de forma. Las películas porno nos han hecho creer que cualquier postura es buena: de pie contra la pared, encima de una mesa, con el cuerpo colgando por fuera de la cama o sujeto a las vigas del techo…, cuanto más extravagante mejor. No es cierto. Nada más lejos de la realidad…

    Lo principal para realizar un buen cunnilingus es practicarlo desde una posición que permita aplicar “cómodamente” una presión rítmica y constante a quien lo da y relajarse a quien lo recibe para disfrutar de todos los matices del placer. Curiosamente, una de las principales razones por las que los hombres aseguran no hacerlo más a menudo es la incomodidad resultante del esfuerzo de adoptar una mala postura. Por lo tanto, si tu actitud hacia el cunnilingus es la de “sin dolor no hay beneficio”, has de saber que te equivocas completamente.

    LO QUE NO SE DEBE HACER

    Hay unas cuantas posturas, más propias del cine porno que adecuadas para ofrecer una estimulación prolongada del clítoris, que no obstante gozan de amplia aceptación, por más que sean incómodas. En el mejor de los casos pueden ser un complemento excitante para la sesión de cunnilingus, y en el peor pueden arruinar la experiencia. Entre las más populares figuran el 69, el SEMC (siéntate en mi cara) y de pie contra la pared, entre otras.

    El 69

    De las tres posturas mencionadas, el 69, la postura en la que hombre y mujer se estimulan genitalmente al mismo tiempo, es quizá la más extendida y también la más problemática: El 69 supone un empeño por ofrecer estimulación desde un mal punto de partida. En lugar de acercarte hacia la vulva desde el sur (de abajo arriba), te acercas desde el norte (de arriba abajo). Al margen de quién se encuentre arriba, las manos tienen un escaso margen de maniobra y también resulta difícil usar la lengua para llegar a las principales zonas del clítoris. En opinión de la autora y columnista sexual Anka Radakovich: “La técnica de acoplar la boca a orificios y protuberancias sin perder el ritmo es como jugar al Twister Desnudo”.

    • Si das al tiempo que recibes es poco probable que te concentres en estimular el clítoris de manera moderada y ecuánime. Incluso cabe la posibilidad de que te dejes llevar por el entusiasmo y hasta pierdas el control.
    • Por último, esta postura no resulta cómoda de mantener durante mucho rato. No permite que la mujer se relaje por completo para centrarse en todos los matices del placer. En cuestión de sexo oral lo mejor es que uno dé y otro reciba; ambas actividades son extremadamente placenteras y es preferible no mezclarlas.

    El 69 no es más que una postura original, lo cual no significa que no sea excitante o un modo atractivo de permitir que ella te proporcione placer, pero más vale dejar la experiencia para el calentamiento y olvidarse de ella durante el partido.

    Cuando practiques el 69 durante el calentamiento asegúrate de que reservas los mejores lametones para el partido. El primer beso genital debe dejarla sin aliento, por lo que ha de posponerse para crear la máxima expectación. Ocúpate primero de las zonas que rodean la vulva, antes de llegar al clítoris. Usa los labios en lugar de la lengua, besuquea, mordisquea, pero no te acerques al glande del clítoris. Adopta una posición de fuerza y utilízala como invitación para ascender a cumbres cada vez más altas.

    SEMC (siéntate en mi cara)

    Lo mismo puede decirse del SEMC, una postura que proporciona mejor acceso a la vulva que el 69, pero impide sustancialmente usar las manos y los dedos. Cuando se sienta en tu cara (en realidad se arrodilla alrededor de la cara), la mujer se ve obligada a adoptar una posición vertical, lo que supone una excesiva tensión en la espalda y las piernas. En esta postura es altamente improbable que la mujer se excite demasiado, aunque puede resultarle estimulante por la sensación de dominio que le proporciona y no está mal para divertirse un rato.

    De pie contra la pared

    Ella se coloca de pie contra una pared y tú te arrodillas delante. Si bien es poco probable que alcance el orgasmo en esta postura, el respaldo de la pared facilita el paso por distintas fases de excitación. Esta postura tiene la fogosidad y la fuerza de un “polvo rápido”, pero sin la eyaculación masculina que generalmente la acompaña cuando se emplea para la penetración.

    Las tres posturas comentadas son un buen estímulo erótico y sirven para intensificar la tensión del momento. Lo cierto es que con un poco de imaginación no hay límites para inventar y experimentar con posturas creativas; una vez leí un libro que recomendaba estimular el clítoris de la mujer mientras ella se apoyaba en la cabeza y te rodeaba el cuello con las piernas.

    Puedes usar estas posturas durante el calentamiento para comenzar, pero no las confundas con las que de verdad producen una excitación del clítoris hasta alcanzar un punto sin retorno.

    Hasta aquí lo que no se debe hacer.

    AHORA LO QUE SE DEBE HACER

    Su cuerpo

    • Lo mejor es empezar con ella tumbada sobre la espalda, con las piernas ligeramente separadas (no más de quince a veinte centímetros) y las rodillas ligeramente flexionadas. En general es preferible que las piernas estén más juntas que separadas, para que ella pueda controlar plenamente los músculos pélvicos. Debe sentirse totalmente cómoda relajada para concentrarse en el placer que está recibiendo sin ningún tipo de distracciones, físicas o mentales.
    • Presta atención al arco de su espalda. Una vez más, el cine porno nos ha enseñado que cuando una mujer se excita mucho tiende a arquear la espalda, echar la cabeza hacia atrás, sacar los pechos y levantar el cuello. Esta postura, aunque muy erótica, fue bautizada por el sexólogo Wilhelm Reich como “arco histérico”. Además de ser decididamente antinatural, bloquea el flujo sanguíneo en la región pélvica, dificulta la respiración e inhibe el proceso de respuesta sexual. Cuando una mujer está excitada y cómoda, la espalda reposa en posición horizontal, mientras que los genitales se elevan ligeramente para buscar tu boca, en lugar de descender. Dicho de otro modo, todo lo contrario de lo que vemos en las películas porno. Para que ella encuentre una postura cómoda, colócale una o dos almohadas bajo el cuello y los hombros.
    • Colocar una almohada bajo las nalgas de la mujer favorece el flujo sanguíneo en la región pélvica al tiempo que facilita el acceso a sus genitales; de este modo te resultará más fácil conectar tus labios a sus “labios” y no notarás tensión cervical.

    Tu cuerpo

    Es importante que dispongas de espacio para estirarte y ponerte cómodo, para lo cual tal vez necesites empujarla hacia la cabecera de la cama. (Si estáis en el suelo -un lugar estupendo para una sesión de cunnilingus, pues ofrece una superficie sólida y plana―, poned algo blando para que se apoye, como una alfombra suave o un edredón).

    • Coloca una almohada bajo tus antebrazos para manejar las manos cómodamente y acercarte a su vulva lo más posible.
    • Sitúate en posición vertical con respecto a su vagina. Con la excepción de sus piernas, que estarán ligeramente separadas, ambos cuerpos deben formar una línea recta.
    • En general te sentirás muy cómodo para realizar una amplia gama de movimientos: lamer durante mucho rato, acariciarle las nalgas, levantarle las piernas y acunarla adelante y atrás, apoyar una mano en su vientre o mover su cuerpo de lado a lado.

    Si padeces algún tipo de trastorno sexual, principalmente eyaculación precoz o disfunción eréctil (también conocida como impotencia), consulta el Apéndice y encontrarás posturas que pueden ayudarte a transformar tu debilidad en fortaleza.

    Tu cabeza

    • El cunnilingus no se limita al uso de la lengua. Hunde la cara en su región genital. Oculta la nariz ligeramente en su monte de Venus, mientras apoyas firmemente el labio superior y el bigote en el borde del sacro. Debes tener libertad para mover a tu antojo el labio superior y presionar ligeramente con las encías la comisura anterior, el punto situado justo encima del glande del clítoris, donde se encuentran los labios mayores.
    • Es importante que la lengua descanse cómodamente en la antesala de la vagina y abarque toda esta zona de arriba abajo. En esta postura podrás mover la lengua a tu antojo: dar lametones intensos y prolongados o breves y rápidos, apoyar toda la superficie de la lengua y dejarla quieta o presionar con la punta en determinadas zonas.
    • Concéntrate plenamente en su vulva; piérdete en ella con boca, nariz, encías, dientes y lengua; úsalo todo de un modo u otro. Si una cámara captara el momento, apenas se vería más que la nuca; como mucho detectaría algún movimiento de la lengua.

    [DIBUJO Posición básica del cuerpo output_page-136]

    Unidos

    No busques nada más que comodidad total y acceso sin restricciones. Sabrás que estáis en la postura correcta cuando ella pueda ver cómodamente todo su cuerpo y admirar tu actuación y tú puedas levantar la vista sin interrumpir la acción, para establecer contacto visual.

    Recuerda que en todo lo relacionado con el cunnilingus y la postura corporal, la forma está al servicio de la función. Concéntrate en darle placer y el cuerpo seguirá tus órdenes de un modo natural.

    [DIBUJO Posición de la cabeza output_page-137]

    Repaso

    En este capítulo hemos visto la importancia de empezar bien, adoptando la postura correcta. Asegúrate de que estás cómodo y relajado. Evita cualquier postura novedosa que te impida usar las manos y los dedos, que bloquee el flujo sanguíneo en la pelvis o que inhiba el proceso de respuesta sexual. Busca posturas que te permitan disfrutar al máximo cuando das y cuando recibes.

  • 24 Un rápido repaso a los diez puntos calientes de la red clitoridiana

    Antes de empezar el partido repasaremos rápidamente las zonas de la red clitoridiana donde concentraremos toda nuestra atención, así como los tipos de estimulación más adecuados. (Éste es un momento excelente para repasar las ilustraciones de la Primera parte y usarlas como referencia visual).

    No te dejes abrumar por las numerosas partes del clítoris. Al principio puede parecer difícil asimilarlas todas, pero con un poco de esfuerzo se puede llegar muy, muy lejos. Créeme cuando te digo que, a medida que repasemos las técnicas, la “geografía de la excitación” te resultará absolutamente familiar, y antes de lo que imaginas distinguirás el “frenillo” de la “comisura anterior”.

    Tómatelo en serio: en cuanto conozcas las partes del clítoris serás el primero de la clase.

    • El glande (visible), conocido también como cabeza y corona y coloquialmente llamado botón, perla, etc. Con más de ocho mil terminaciones nerviosas destinadas al placer, el glande hace honor al dicho de “el mejor perfume se ofrece en envase pequeño”. Es tan sensible a la estimulación que necesita una capucha protectora o “prepucio” en el momento de alcanzar el clímax. Tanto el glande como su capucha protectora responden tanto a los movimientos suaves y rítmicos de la lengua como a una presión más intensa, cuando ella se encuentra suficientemente excitada.
    • El nódulo clitoridiano (oculto) incluye el popular punto G, un modo erróneo de calificar esta zona amplia y sensible. Situada en lo más alto del techo vaginal -partiendo de la antesala de la vagina y avanzando hacia el canal del parto apenas cinco centímetros-, esta acumulación de tejido esponjoso rodea la uretra y responde excelentemente a la presión con la punta del dedo. Antes que concentrarse en buscar el punto hay que concentrarse en estimular la zona.
    • El monte de Venus (externo) se encuentra situado justo encima del nódulo clitoridiano. Masajear el monte de Venus con la palma de la mano estimula el nódulo desde la parte superior. Piensa que el nódulo es un cúmulo invisible de terminaciones nerviosas encajado entre el monte de Venus y el canal de la vagina, y podrás estimularlo tanto desde arriba como desde abajo.
    • La comisura frontal (externa). La suave región situada justo por encima del glande y la capucha del clítoris contiene también fibras nerviosas y abarca la caña o tronco (interna), una estructura sensible similar a un cordón que asoma bajo la piel de la comisura anterior al ser estimulada. Al igual que el glande, la comisura anterior y la caña responden inicialmente al contacto con la lengua, pero, una vez excitadas, anhelan la presión más intensa del labio y la encía superior o la punta del dedo.
    • El frenillo (externo) es la zona situada debajo del glande, donde los labios menores se unen por su parte superior. Responde tanto a la lengua como a una presión más intensa. Al igual que el glande y la comisura anterior/caña, el frenillo desempeña un importante papel en el proceso de respuesta sexual. Lo cierto es que estas tres zonas del clítoris en su conjunto se llevan la mejor parte en lo que al placer se refiere.
    • Los labios menores (externos) se hinchan hasta casi duplicar su tamaño al concentrarse en ellos la sangre con la excitación y responden sobre todo a la lengua, los mordiscos suaves y los pellizcos con punta de los dedos.

    UNA CUESTIÓN DE SENSIBILIDAD

    Pregunta: «Mi novia dice que no le gusta el cunnilingus porque le duele. No lo entiendo. ¿Cómo le puede doler? Se lo hice una vez y ahora no quiere que lo repita. ¿Qué es lo que hice mal?» (Steve, 32 años).

    Respuesta: Seguramente fuiste algo brusco, o demasiado entusiasta, y no te diste cuenta. Pregúntale si te deja intentarlo otra vez, y prométele que irás con cuidado. Dile que pararás de inmediato si te lo pide. Recuerda que el glande del clítoris es muy sensible, tanto que muchas mujeres no pueden soportar un mínimo roce, especialmente al principio de una sesión de cunnilingus.

    Ve adelante, sé lo más cuidadoso que puedas y evita el contacto con el glande al menos hasta que esté visiblemente excitada. Céntrate en los labios y la entrada de la vagina, y dedica algo de atención al perineo. No te olvides de la comisura anterior y del frenillo, las zonas justo por encima y por debajo del glande. Procura que los lametazos sean suaves, no intensos.

    Cuando estimules su glande por primera vez, presiona con cuidado la punta húmeda de la lengua y mantén esa posición. Como si de un fino rocío se tratara, humedece ese punto con tu saliva. Puede que ella se estremezca ante ese contacto, pero debes mantener ese gesto a no ser que te pida que te apartes.

    Deja que se acostumbre al contacto de tu lengua en su clítoris. Quédate quieto y deja que sea ella la que empiece a moverse; deja que sea ella también la que decida hasta qué punto soporta la presión de tu lengua. Deja que lleve la voz cantante en la delicada danza entre lengua y clítoris.

    • La antesala vaginal (externa) contiene los restos del himen y, cuando se encuentra muy excitada y lubricada, responde sobre todo a lametones lentos y prolongados y cosquillas con la punta de los dedos.
    • La horquilla (externa) es la zona situada en la base de la antesala vaginal, donde converge la parte inferior de los labios menores, y responde a lametones entrecortados y cosquillas con la punta de los dedos que se limiten a rozar la antesala de la vagina.
    • El perineo (externo) es la región epidérmica que se extiende entre la horquilla y el ano y está revestida por un tejido esponjoso eréctil que conecta el ano con la red clitoridiana y cubre la base de la vagina. Esta zona responde bien tanto a los lametones como a presión de los dedos y los pellizcos con el pulgar y el índice, que la estimulan tanto por dentro como por fuera.
    • El ano (externo), cubierto de tejido y músculo que lo conectan con la red clitoridiana, participa en el proceso de respuesta sexual y, al igual que los músculos pélvicos, se contrae repetidamente durante el orgasmo. Esta zona responde bien a la presión con la punta de los dedos, la introducción de la punta del dedo y los movimientos de la lengua, pero contiene bacterias que no conviene mezclar con otras zonas de la vulva.
  • 25 El momento esperado: el primer beso

    PREPARADOS

    No subestimes nunca la importancia de la primera impresión, especialmente la de tus labios en su vulva. El primer beso en la vulva de una mujer suele ser el más delicioso de todos y es capaz de dejarla literalmente sin aliento.

    Afronta el momento como si de un gran acontecimiento se tratara, como si saborearas el primer sorbo de un vino muy caro que has estado reservando para una ocasión especial. No descorches la botella y empieces a beber: deja que el vino respire, olfatea y paladea su buqué, admira su cuerpo, observa su tono y su color antes de dar el anhelado primer sorbo. Permítete apreciar la experiencia en su totalidad.

    • Acaricia el vello púbico (Monte de Venus) con los dedos.
    • Juguetea con ella todo lo que puedas. Bésale suavemente la cara interior de los muslos y la zona de piel suave próxima a la vulva. Bésale despacio y con besos sonoros, en los labios mayores y menores, incluso en la parte superior del glande, pero sólo con los labios, sin usar la lengua. El primer beso no es para establecer contacto con el clítoris sino para apreciar toda la región genital.
    • Respira sobre su vulva; échale tu aliento caliente.
    • Sopla muy suavemente sobre su glande.
    • Si aún no se ha quitado la ropa interior, bésala a través de la tela. Luego retírala despacio hacia un lado para dejar al descubierto una vulva húmeda y brillante.

    ATENCIÓN: Nunca soples en la vagina como si quisieras llenarla de aire. Es muy peligroso: puede producir una embolia y causar la muerte. Respira por encima, sopla suavemente por fuera, nunca por dentro.

    LISTOS

    Antes del primer beso tómate un momento para reconocer la presencia de la vulva, tu compañera en el placer. Prepárate mentalmente para la experiencia. Recuerda que tu propósito es conducir a tu pareja hasta el orgasmo.

    Es el momento de recordarle las tres garantías del Manifiesto Cunnilingüista (véase Primera parte, capítulo 20):

    • Sus genitales te excitan tanto como a ella.
    • No hay prisa; tenéis todo el tiempo del mundo. Quieres saborear cada instante.
    • Su olor es provocativo, su sabor intenso: todo emana de una misma y hermosa esencia.

    Como un invitado que llega a una fiesta largamente esperada, comunica a tu anfitriona cuánto te emociona estar allí, lo guapa que está y las ganas que tienes de saborear el banquete que se avecina. Haz que se sienta cómoda. Refuerza este momento con una mirada intensa que refleje todo esto que te comento.

    Bromea, provócala, tiéntala, hazle pensar que nunca va a conseguir lo que desea y luego, cuando esté a punto de volverse loca, dáselo.

    EL BESO

    Dale el primer lametón como si saborearas un helado despacio, de abajo arriba. Demórate; que dure. Saboréalo bien. Empieza en la base de la antesala vaginal, en la horquilla, y asciende desde ahí.

    • Abarca los labios menores en toda şu longitud y deja descansar un momento la lengua en el frenillo, la región situada justo debajo del glande.
    • Cuando llegues al glande, acarícialo como si la lengua fuera una pluma antes de pasar a la comisura anterior (la zona situada justo encima del glande).
    • Presiona sobre la comisura con la punta de la lengua y siente debajo la sinuosa caña del clítoris.
    • Mientras la besas despacio de arriba abajo, puedes presionar ligeramente o acariciar con un dedo en el perineo (la región epidérmica situada debajo de la antesala vaginal).
    • Mientras lames la antesala vaginal de arriba abajo, coloca una mano sobre el Monte de Venus y tira suavemente hacia el abdomen para tensar la piel y contraer la antesala de la vagina. De este modo podrás emborracharte con sus sensibles labios menores mientras la estás lamiendo.
    • Si prefieres una postura alternativa a la estándar, sujétala por las caderas antes del primer beso y levántale las piernas de manera que sólo las nalgas se apoyen sobre la cama y la vulva quede completamente expuesta.

    Hagas lo que hagas, hazlo despacio y con calma, de abajo arriba, disfrutando de cada etapa del viaje. Ahora que ya le has regalado el primer beso (un lametón intenso y prolongado), apoya la lengua plana en la antesala de la vagina para abarcar la vulva en su totalidad. Tómate un momento para sentir el eco de la experiencia.

    Asegúrate de que es “amor al primer lametón”.

    ANTES DE CONTINUAR DEBES SABER QUE…

    No todos los besos se producen en el mismo contexto. A veces concurren circunstancias atenuantes. Consulta un momento el Apéndice si deseas saber algo más sobre alguna de las siguientes situaciones:

    • El Beso Precavido: aprende a usar los artículos para evitar contagios.
    • El Beso Escarlata: en contra de la creencia popular, puedes disfrutar del cunnilingus aunque ella esté menstruando y tener una experiencia absolutamente placentera y libre de flujo.
    • El Beso Virginal: para hombres y mujeres que se estrenan en los goces del cunnilingus.
    • El Beso Embarazado: conoce los pros y los contras de ofrecer placer en un momento en que la liberación de la tensión sexual es más importante que nunca.

    REPASEMOS

    En este capítulo hemos analizado la importancia del primer beso. Aprovechalo como una oportunidad de expresar tu entusiasmo ante lo que está por venir, pero canaliza tu emoción en un beso lento y tierno que abarque la vulva en su totalidad, sin limitarse al glande.

    Recuerda que en el cunnilingus la primera impresión es muy importante.

  • 26 Sincronizar el ritmo

    CONTACTO Y RETIRADA

    Tu primer beso hará que ella sienta ganas de recibir más. Es el momento de demostrarle que estás dispuesto a ofrecérselo. Es la hora de seguir o de parar, en realidad de seguir “y” parar, como enseguida veremos; un momento decisivo en el que muchos hombres cometen el error de esprintar para alcanzar la línea de meta, en lugar de adoptar el ritmo adecuado para correr el maratón.

    El cunnilingus es cuestión de equilibrio entre el movimiento y la quietud, de contrapunto entre la acción y la reacción. Para ello, la presión de la lengua plana e inmóvil primero suave y después firme sobre la vulva resultará ser una de tus más poderosas herramientas.

    Asegúrate de que el intervalo entre lametón y lametón es lo suficientemente largo para que cada una resuene plenamente. Como si la estuvieras llamando dentro de un túnel o de una cueva, espera hasta que el eco se haya extinguido por completo antes de volver a gritar su nombre. Más tarde, cuando se acerque al clímax, acción y reacción se solaparán hasta volverse casi indistinguibles; pero aún falta mucho para eso.

    • Siente tu lengua en su vulva. Deja que vuestras respectivas terminaciones nerviosas se fundan en un abrazo. Observa y siente cómo tu lengua se funde con su vulva, y luego…
    • Rompe el contacto. Aleja completamente la lengua de la vulva un segundo y nota cómo tiembla su pelvis, cómo se estremece casi imperceptiblemente al perder el contacto con tu lengua. Luego…
    • Vuelve a establecer contacto. Lámela muy despacio de arriba abajo, como si fuera el primer beso, y frota el glande del clítoris con la lengua plana.
    • Vuelve a dejar que la lengua descanse sobre la vulva; no presiones demasiado y no favorezcas a ninguna zona en particular.

    Es el contacto y la retirada entre la lengua y la vulva lo que hace que la tensión sexual crezca y termine por liberarse en el orgasmo.

    CONSTRUYE UNA BASE SÓLIDA

    • Deja fluir el ritmo: lametones largos y lentos, lengua quieta y plana; lametones largos y lentos, lengua quieta y plana. Cada serie de movimientos completa debe durar unos diez segundos: cinco para lamer y cinco para abarcar toda la vulva con la lengua.
    • Repite la secuencia por espacio de tres minutos, o entre quince y veinte series completas.

    [DIBUJO Piernas en el aire output_page-148]

    En la punta de la lengua: a medida que te vayas familiarizando con la rutina, ayúdate de la mano para elevar el monte de Venus en cada lametón (de este modo la antesala de la vagina se contrae y los labios se acercan), y suéltala cuando dejes descansar la lengua sobre la vulva.

    MUÉSTRATE SEDUCTOR

    • Olvídate del glande, por el momento.
    • Varía el ritmo, aplicando lametones breves y entrecortados, desde abajo hasta la mitad de la vagina, evitando por completo el glande.
    • Concéntrate en la estimulación de los labios menores. De este modo se evita la sobreexcitación del glande (recuerda que es muy sensible). Juega con él; anímalo a que salga poco a poco de su capucha variando el ritmo de la lengua: lame la zona rápida y repetidamente, apenas rozándola, y luego con mayor intensidad y lametones entrecortados, perdiendo el contacto con el glande.

    Ya has alertado al glande de una variación rítmica, privándole de la atención a la que estaba habituado. El glande querrá entonces salir al encuentro de tu lengua.

    ASFÍXIALA DE AMOR

    Cuando el glande se atreve a salir de su capucha en busca de la lengua que se le ha estado negando, ofrécesela sin reservas. Asfíxiala con ella. Presiona con la punta de la lengua sobre el glande. Lame el glande por espacio de cinco segundos como si quisieras bañarla como una ola. Siente cómo se estremece de placer.

    La punta de la lengua: para que esta práctica resulte aún más satisfactoria, realízala con sus piernas en el aire. Sujetala firmemente por los muslos y levántale las piernas hasta que sólo las nalgas se apoyen sobre la cama. Lame la vulva suavemente y con cuidado y observa cómo tensa las piernas y la pelvis al empujar contra tus manos. Empujar contra un punto de resistencia es fundamental para desarrollar una buena hipertonicidad, la tensión muscular que favorece la respuesta sexual y la liberación del orgasmo.

    Lametón literario número uno

    Shakespeare escribió sus obras de teatro para ser interpretadas y no hay mejor público para su poesía que la vulva. El gran bardo no sólo nos inspira sino que nos enseña a usar la lengua rítmicamente.

    La mayoría de las obras de Shakespeare están escritas en verso, concretamente en pentámetros yámbicos. “Yámbico” significa que el acento recae sobre la segunda sílaba de la palabra, mientras que “pentá- metro” es el verso de cinco “pies” o uniones de dos sílabas, que dan un total de diez sílabas por verso.

    El ritmo del pentámetro yámbico es muy sencillo: da-dum, da-dum, da-dum, da-dum, da-dum.

    Piensa en el ritmo como si se tratara de un verso de Shakespeare: “¿A un día de verano habré de compararte?”.

    Al traducir poesía, no siempre es posible reproducir la forma métrica del texto original. Esta dificultad se agrava cuanto mayor sea la diferencia entre las lenguas. En este caso, el pentámetro se convierte en heptasílabo, opción que, sin ser la única posible, permite conservar el ritmo del verso original sin violentar la natu- raleza del castellano [N. de la T.].

    Ya estás preparado para que tu lengua ocupe el centro del escenario. Puedes coger de la estantería un libro de Shakespeare, quitarle el polvo y memorizar unos cuantos versos para aprender a estimular el clítoris con la lengua a ritmo yámbico. No te quepa duda de que tu actuación merecerá una clamorosa ovación.

    PRUEBA SUERTE

    • Vuelve a lamer entrecortadamente. Comienza con una serie de cinco.
    • Baña una vez más el glande con la punta de la lengua. Cada vez que termines una serie completa, aumenta el número de lametones rápidos, hasta un total de diez.

    Esta rutina crea una pauta rítmica y aumenta la tensión sexual de un modo casi infalible, y sobre todo hace que el glande del clítoris se acostumbre a la estimulación oral.

    REPASEMOS

    1. En este capítulo hemos visto la importancia de marcar el ritmo y construir una base sólida, y de contenerse en los momentos de mayor fogosidad.
    2. Después del primer beso, pasa la lengua por la antesala de la vagina de arriba abajo y luego déjala descansar sobre la vulva. Repite la operación de quince a veinte veces.
    3. Ofrece a continuación cinco lametones entrecortados, centrándote en los labios y sin acercarte al glande. Al sexto lametón, concluye el movimiento y presiona la cabeza del clítoris con la punta de la lengua.
    4. Repite el proceso aumentando el número de lametones hasta llegar a diez.
    5. Sírvete de esta técnica para marcar el ritmo y acostumbrar al glande del clítoris a recibir las atenciones de tu lengua.
  • 27 Cómo aumentar la tensión: Primera parte

    LA IMPORTANCIA DE TRABAJAR EN EQUIPO

    Ya va siendo hora de dejar atrás el proceso que despierta la excitación. Hasta este momento tu lengua ha llevado la batuta, si bien ahora, de acuerdo con el espíritu del trabajo en equipo, tus dedos y tus manos entran también en acción. Uno para todos y todos para uno.

    Imagina que tu lengua, tus manos y tus dedos son un trío de jazz y, como cualquier grupo de calidad, deben sincronizarse para crear una música hermosa.

    DEDOS HÁBILES

    Si, siguiendo con la metáfora del trío, asignamos a la lengua el papel del saxo, tus dedos serán el piano que proporcionará la base melódica a los virtuosos solos rítmicos de la lengua. Los dedos colaboran con la lengua para crear un sinfín de combinaciones vertiginosas.

    Veamos para empezar las posibilidades que ofrece un solo dedo, antes de ocuparnos de combinaciones más complicadas. Usa el dedo índice para:

    • Juguetear con sus labios menores; recorre el perfil con la punta del dedo. Presiona y pellizca. Aprende a reconocer con el dedo las diferentes partes de la vulva y observa las respuestas.
    • Estimular suavemente la comisura anterior, la zona suave situada justo encima del glande y el capuchón del clítoris. Toquetear ligeramente el frenillo, la región situada bajo el glande y sobre la antesala vaginal, donde se encuentran los labios menores.
    • Jugar con la horquilla, la zona donde los labios mayores se encuentran en la base de la antesala vaginal.
    • Hacerle cosquillas suaves en la zona inferior de la antesala de la vagina.
    • Mientras dejas que el dedo se pasee tranquilamente, aplica constantes lametones. Observa el trabajo conjunto de dedo y lengua.
    • Después de jugar un poco con la vulva, introduce despacio el dedo en la vagina, unos cinco centímetros. El dedo debe entrar fácilmente (suponiendo que ella esté muy excitada y lubricada) y podrás sentir la tensión de los músculos pélvicos y la contracción del clítoris.
    • Mantén la posición mientras sigues lamiendo con la lengua. No te apresures a introducir más dedos. Espera un poco. Por el momento el dedo está ahí quieto, jugando, y su presencia estimula la acción de los músculos pélvicos; cuando notes que los músculos se contraen, esquívalos.

    JUGAR CON EL PULGAR

    El pulgar es un ejemplo perfecto de la superioridad de la anchura sobre la profundidad.

    • Como alternativa al juego con el índice, introduce el pulgar justo en la antesala de la vagina, como si fueras a sacar una huella dactilar. Además de ser más corto y cuadrado que el índice, el pulgar tiene más peso; úsalo con suavidad para estimular la superficie de la vulva.

    Utiliza el pulgar en combinación con el índice. Mientras el índice está dentro de la vagina, gira el pulgar hacia abajo en el sentido de las agujas del reloj, hasta llegar a la posición de las seis, y luego frota, cosquillea y presiona el perineo (la zona de tejido eréctil situada entre la vagina y el ano). También puedes girar el pulgar hacia arriba, hasta la posición de las doce, y masajear el frenillo, justo debajo del glande, mientras el índice sigue dentro de la vagina.

    MANOS SABIAS

    Ningún trío de jazz estaría completo sin el respaldo del bajo. Éste es el papel de las manos; no son tan rápidas como la lengua ni tan hábiles como los dedos, pero resultan esenciales como base de la melodía.

    Suponiendo que seas diestro, usarás la mano izquierda para esta función de apoyo, reservando la derecha para mover los dedos (al revés si eres zurdo). La mano trabaja desde abajo, como sostén de la acción que transcurre arriba. Una mano firme te permitirá aplicar la lengua con precisión.

    • Coloca la mano libre debajo de sus nalgas y sujétalas firmemente. Debes abarcar y estrujar las dos nalgas al tiempo. Sírvete de la mano para que ella mantenga la posición y acopla su vulva a tu boca. Una mano firme es la columna vertebral de una sesión fantástica; a ella le ayudará a mantener en todo momento el contacto con tu boca y a ti a modular la presión sobre la vulva.

    REPASEMOS

    1. En este capítulo hemos comentado cómo crece la tensión sexual. Para ello nos hemos servido de la estimulación manual, principalmente de un solo dedo introducido en la vagina. De este modo observamos la respuesta del clítoris y de los músculos pélvicos.
    2. Hemos señalado el dedo pulgar como excelente alternativa al índice, así como la combinación de ambos para estimular el perineo.
    3. Además de la estimulación manual, hemos subrayado la importancia de emplear una mano para mantener la posición de la mujer. Un buen agarre te permite usar la lengua sin perder en ningún momento el contacto con la vulva.
  • 28 El tiempo vuela

    PREGUNTA: «A veces, cuando estoy estimulando oralmente a una mujer, tengo la sensación de que no tiene fin. ¿Hay alguna regla sobre cuánto debe durar una sesión de cunnilingus?» (Jack, 32 años).

    RESPUESTA: Sí. La duración de la sesión es muy precisa: todo el tiempo que ella necesite para llegar al orgasmo. Dicho esto, el proceso de respuesta sexual es diferente en cada mujer, por lo que resulta difícil estimar cuánto debería durar una sesión. Algunas mujeres son capaces de alcanzar el orgasmo bastante deprisa, mientras que otras necesitan un mayor periodo de estimulación.

    Recuerda que el potencial orgásmico de una mujer puede variar como consecuencia de factores muy diversos, como el estrés, el ejercicio, la dieta, la fatiga, la medicación y el alcohol (éste ayuda a relajarse, pero también ralentiza el proceso cuando se ingiere en grandes cantidades). Otros factores físicos, como la edad o el embarazo, pueden influir igualmente en la capacidad de la mujer para el orgasmo.

    Se ha observado que las mujeres que se masturban regularmente suelen alcanzar el orgasmo con más facilidad durante el cunnilingus que las que no lo hacen. Esto se debe a que el conocimiento del propio cuerpo proporciona una mayor familiaridad con el clítoris, lo que permite que la mujer se maneje sin problemas a lo largo del proceso de respuesta sexual. La masturbación ayuda a la mujer a “conectar” con el orgasmo y, como los hombres, muchas son capaces de alcanzar el clímax tras pocos minutos de masturbación, lo que en teoría significa que el hombre podría conseguirlo en el mismo tiempo con la lengua. Naturalmente, el grado de excitación alcanzado por la mujer durante el calentamiento tiene una relación directa con la duración del cunnilingus.

    Cuanta mayor sea tu confianza para conducir a tu pareja en su proceso de respuesta sexual, a medida que aprendas lo que funciona y lo que no, más satisfactoria será tu experiencia.

    Pero basta de vaguedades: me voy a permitir el lujo de generalizar y de afirmar que una sesión de cunnilingus debe durar entre 15 y 45 minutos por término medio, sin incluir el calentamiento. Con frecuencia la mujer tarda como mínimo 15 en alcanzar la tensión necesaria y comienza a sentirse sobreestimulada pasados los 45, que es cuando se pierde la sensibilidad.

    La brevedad puede ser el alma del ingenio, pero no del cunnilingus.

    Eso sí, el tiempo vuela cuando lo estás pasando bien.

  • 29 Cómo aumentar la tensión: Segunda parte

    LAMETONES

    Ahora que el glande del clítoris se ha acostumbrado a tu lengua es el momento de variar el modo de lamer y de jugar un poco: deja que tu lengua interprete un solo, pero recuerda las advertencias de Strunk y White: “Sé claro. ¡Usa la lengua con desenfreno pero de modo que se te entienda!”. No rompas el ritmo una vez establecido: refuérzalo.

    Lametones horizontales

    La mayoría de los lametones son verticales, de abajo arriba, pero si lames enérgicamente el glande en sentido horizontal ella se volverá loca, sobre todo cuando la lengua está muy húmeda y baña el glande en toda su extensión.

    Lametones en diagonal

    Inclina la cabeza a derecha o izquierda (lo que te resulte más cómodo) presionando el oído contra el muslo de ella. Lame entonces desde una esquina inferior del clítoris en diagonal hacia arriba, rozando el glande en el proceso. Si lo haces correctamente notarás que los lametones son más lentos, pues tendrás que esforzarte más en cada uno y estarás usando el lado de la lengua en lugar de la parte delantera. Esta posición puede ser algo molesta para el cuello, pero seguro que a ella el cambio de ritmo y dirección le resulta delicioso, porque los lametones serán más intensos y ligeramente lentos. Este modo de lamer es más “arrastrado”, y en esa pauta de arrastre produce un imprevisible staccato: la mujer siente unas leves y placenteras punzadas en su interior.

    Usa los dos pulgares para separar suavemente los labios menores y dejar expuesto el glande. Rózalo con la lengua de arriba abajo y de derecha a izquierda. Cuando le hayas cogido el tranquillo, masajea con el índice la caña del clítoris.

    Lametones de gato

    ¿Has visto alguna vez a un gato asearse, con movimientos repetitivos, profundamente concentrado y absorto en su tarea? Cuando dispone de tiempo, un gato se limpia muy despacio, trabaja insistentemente sobre la misma zona de pelo antes de pasar a la siguiente.

    Los lametones de gato son un ingrediente básico del cunnilingus. Lame toda la vulva con lengüetazos repetitivos y breves, como un felino escrupuloso. Asegúrate de no rozar el glande hasta el final, y entonces, como un gato que encuentra una zona necesitada de especial atención, concéntrate allí y aplica una presión mayor.

    El dedo oculto

    Sigue con el índice los movimientos de la lengua. La dureza del dedo tras la humedad y suavidad de la lengua produce un contacto muy placentero. Empieza con lametones verticales y horizontales y ejecuta luego movimientos más complicados.

    Lengua plana, lengua quieta

    Ésta es una de las posiciones menos valorada y utilizada de la lengua. Y es magnífica para inducir el orgasmo, pero sobre todo para respirar entre lametón y lametón. La lengua plana y quieta es como un descanso en el partido o un paréntesis entre dos escenas. Ofrece la oportunidad de cambiar el escenario y da un respiro a los actores, sin que el público se canse y abandone el teatro. Deja descansar la lengua firme y plana en toda la longitud de la entrada de la vagina. Presiona la vulva con la lengua. Luego deja que ella haga el trabajo. Deja que se mueva, que vibre y se frote contra tu lengua. Que haga lo que quiera. Deja que ella marque el ritmo.

    Véncela por K. O.

    Imagina que sois dos boxeadores en el cuadrilátero y que estáis abrazados en un largo y agotador asalto. Deja que ella le dé una paliza a tu lengua inmóvil. Déjala hasta que se agote. Y, entonces, véncela por K. O. Ésta es la estrategia que empleó Muhammad Ali para derrotar a George Foreman durante el apasionante combate “Thrilla in Manila”. Ali dejó que Foreman le pegara sin piedad por espacio de siete asaltos. Todo el mundo pensaba que estaba agotado. Y de pronto, cuando Foreman ya no podía seguir pegando y apenas era capaz de levantar sus poderosos puños, Ali despertó como un rayo y derribó a su desconcertado contrincante en cuestión de segundos. Haz lo mismo que Ali. Deja que ella empuje y se frote contra tu lengua plana y quieta. No hagas nada. Y luego contraataca con una serie de rápidos lametones en vertical y en diagonal. Chupa enérgicamente y vuelve a dejar la lengua quieta y plana, hasta que se presente la oportunidad de contraatacar de nuevo.

    Succión con los labios

    Frunce los labios alrededor del glande y succiona suavemente. Esta técnica estimula el flujo sanguíneo en el clítoris, un aspecto tan importante en el proceso de respuesta sexual femenina que la Federación de Centros de Salud de Mujeres Feministas aprobó el Eros-CTD (Clitoral Therapy Device: Mecanismo de Terapia Clitoridiana) para el tratamiento de algunos trastornos femeninos. El artilugio en cuestión es una pequeña bomba conectada a un diminuto envase de plástico que se encaja en la cabeza del glande del clítoris con el fin de estimular los efectos del cunnilingus y producir el orgasmo. Las investigaciones han demostrado que el CTD incluso podría prevenir la fibrosis de las arterias clitoridianas en mujeres de edad avanzada. ¡Pero tú lo harás mucho mejor que el aparato!

    REPASEMOS

    En este capítulo hemos introducido algunas técnicas lúdicas para variar el ritmo de la lengua.

    Estas técnicas son importantes en la medida en que permiten mantener un contacto continuado con el clítoris al tiempo que aportan variedad y aumentan la excitación. Cuando interpretes un solo de lengua, no rompas el ritmo una vez establecido: refuerzalo.

    Lametón literario número dos

    Hay una técnica de aplicar la lengua que rinde tributo a Vladimir Nabokov, autor del clásico Lolita y de la magnífica frase: «Lo-li-ta: la punta de la lengua completa un viaje en tres pasos por el paladar que concluye en los dientes”.

    Son numerosos los libros de sexo que ensalzan con entusiasmo el placer derivado de dibujar el alfabeto con la lengua sobre la vulva de la mujer. Aunque sobre el papel la cosa suena bien, en la práctica no funciona. Si quieres escribir el alfabeto con la lengua, traza siempre la misma letra, despacio y uniformemente.

    Intenta escribir una “F” mayúscula, empezando con un lametón largo e intenso de abajo arriba, seguido de un generoso barrido superior sobre el glande y culminando con una rúbrica justo debajo del capuchón del clítoris.

    O, a la inversa, prueba con la “i” minúscula, desplazándote a lo largo de la entrada de la vagina para colocar el punto sobre el glande. Repite la misma letra cien o mil veces, aplicando progresivamente más presión con la lengua hasta que el signo, como un jeroglífico antiguo, quede indeleblemente grabado en cada fibra de su ser.