La práctica del sexo oral en general y del cunnilingus en particular ha recorrido en Estados Unidos un largo camino.
En los años veinte se pensaba que el sexo oral (conocido también como “beso genital”) estaba mejor limitado al lecho conyugal y se consideraba un gesto especial, una expresión de intimidad añadida, si bien no se veía como algo habitual en la práctica sexual de una pareja. No era en absoluto frecuente y tendía a interpretarse como algo que ocurría sólo después de que pareja llevara ya algún tiempo comprometida en una relación sexual.
Tanto peor para los “locos años veinte”, que en este aspecto concreto parece que fueron bastante aburridos.
Se observa un ligero cambio de actitud en los años cuarenta y cincuenta, cuando los estudios revelan que la práctica del sexo oral comienza a ser más frecuente y mejor conocida como técnica para complacer a las mujeres. Pese a todo, el Informe Kinsey de 1953 refiere que sólo el 3% de las mujeres más jóvenes y aún vírgenes afirman haber recibido un cunnilingus, índice que se elevaba sustancialmente en el caso de las mujeres casadas.
Con la revolución sexual de los sesenta y los setenta el sexo oral se convierte en una práctica aceptable para “todas” las parejas, estén o no casadas, y cobra especial popularidad en los ambientes universitarios, por lo que quizá los autores de Sex in America: A Definitive Survey todavía afirman que: “El número de mujeres que ha recibido u ofrecido sexo oral se eleva al doble en el caso de las que tienen estudios universitarios, quienes declaran haber recibido u ofrecido sexo oral en su último encuentro sexual”.
Si bien para los hombres la práctica del sexo oral alcanza sus niveles máximos y se estabiliza en los años sesenta, las mujeres no se equiparan hasta el final del siglo, según revela el constante incremento anual de las estadísticas. El cunnilingus se considera hoy un elemento fundamental del proceso de excitación sexual, pues las mujeres se sienten más seguras en su sexualidad y cuentan con conocimientos suficientes para insistir en un quid pro quo, en dar en consonancia con lo que reciben. “El cambio más esencial observado en los hábitos sexuales tanto en hombres como en mujeres es el incremento y la frecuencia de la felación y el cunnilingus” (Sex in America).
Mujeres de toda condición, conservadoras y liberales por igual, disfrutan con el cunnilingus. Los autores de Sex in America Survey (1994) (que se basaron en el Estudio sobre Salud Nacional y Vida Social) agrupaban a los participantes en tres categorías, según sus costumbres sexuales: tradicionalistas, relacionalistas y recreativistas.
Los tradicionalistas eran aquellos cuya conducta sexual estaba “siempre” guiada por sus creencias religiosas y quienes consideraban la homosexualidad como algo negativo; también defendían la limitación del aborto y condenaban el sexo prematrimonial, el sexo entre adolescentes o las re las relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Los relacionalistas afirmaban que el sexo no debía limitarse al matrimonio, pero sí lo entendían como parte de una relación amorosa. Aprobaban las relaciones prematrimoniales, aunque condenaban la infidelidad y el sexo sin amor.
Los recreativistas, por último, no consideraban que el sexo tuviera nada que ver con el amor y se mostraban contrarios a las leyes que prohibían la venta de pornografía
Sobre la base de estas tres categorías, el 83,6% de las mujeres con actitudes recreativistas había practicado el sexo oral durante el último año, seguidas por un 73,9% de relacionalistas y un 55,9% de tradicionalistas.
Si atendemos a la variante de la edad, el 74,7% de las mujeres de edades comprendidas entre dieciocho y veinticuatro años recibía sexo oral, frente al 73,7% de las mujeres de entre treinta y treinta y cuatro años. Tanto los hombres como las mujeres de entre dieciocho y treinta y nueve años se mostraban más proclives a incluir el cunnilingus en su vida sexual, y entre un 22,3% y un 24,2% afirmaba haberlo practicado en su última experiencia sexual. El porcentaje caía hasta el 12,6% en el caso de las mujeres de edades comprendidas entre los cuarenta y los cuarenta y cuatro años. Todo parece indicar que los jóvenes no sólo practican más el cunnilingus sino que también se inician antes en esta práctica.
En su libro Women on Top, publicado en 1991, Nancy Friday declaraba: “Las mujeres han alcanzado al fin la mayoría de edad, y ahora que lo han descubierto, todo les sabe a poco”.
Parece ser que a los hombres les sucede lo mismo. Felizmente, esta adopción del cunnilingus como práctica habitual de la actividad sexual no responde sólo al hecho de que las mujeres jóvenes tengan mayor confianza y reclamen la igualdad en el terreno de juego, sino que denota también un cambio en la actitud de los hombres.
A medida que los hombres se muestran más sensibles al orgasmo femenino y reconocen la infalibilidad de la estimulación genital en este sentido, el cunnilingus se incorpora progresivamente a su repertorio de técnicas sexuales. En 1997 la revista Glamour publicaba un artículo titulado “Buenas noticias sobre tu vida sexual”, en el que se decía: “Son mayoría los hombres que afirman practicar el sexo oral”; y numerosos estudios avalan que el sexo oral resulta muy atractivo para los hombres.
Si piensas que parece demasiado bueno para ser verdad estás en lo cierto…