36 Preorgasmo: Segunda parte

PERMANECER EN POSICIÓN

Uno de los principales retos del preorgasmo es sujetar bien a la mujer y ayudarla a mantener el contacto del clítoris con tu boca. El camino que tiene por delante discurre en línea recta, y debes asegurarte de que no se salga de la pista ni dé virajes bruscos. Es frecuente que la mujer pierda el control del orgasmo cuando está a punto de alcanzarlo. Debes ser constante, además de persistente.

Párate a pensarlo un poco: una zona muy pequeña (el glande del clítoris) debe mantener un contacto constante con otra zona muy pequeña (tu lengua y tu encía). Si no la sujetas bien con las manos (una bajo las nalgas, otra en la antesala de la vagina), y si no presionas con fuerza con la lengua y la encía en toda la región del clítoris al tiempo que mueves la lengua metódicamente y sin perder el ritmo, el orgasmo dejará de ser inevitable y pasará a convertirse en mera posibilidad. Piensa que tienes que mantener el clítoris entre una roca y una superficie dura.

  • Cuando la mujer llega a la fase preorgásmica, cierra sus piernas lo máximo posible. En esta posición sus músculos pélvicos tienen mucha más facilidad para pasar a la fase de espasmos involuntarios. Si las piernas están demasiado separadas no podrá alcanzar el orgasmo. No te preocupes por no tener espacio suficiente para estimularla con la lengua: hay sitio de sobra. Llegado este punto, cuanto más fuerte sea el encaje, mejor. Recuerda que el glande del clítoris es una zona externa de la vulva y está más cerca del monte de Venus que del interior de la vagina.
  • En esta posición, todo se estrecha y se tensa: las paredes de la vagina alrededor de tus dedos y sus piernas alrededor de tus brazos; la actividad se ve limitada y concentrada. Alguien que observe desde fuera podría pensar que estáis los dos muy quietos; la fuerza y la tensión se relajan el mínimo necesario para desencadenar un auténtico torbellino de movimientos.

[DIBUJO Posición preorgásmica: piernas cerradas (vista lateral) output_page-186.jpg]

Si necesitas ayuda para cerrarle las piernas sin perder la concentración en la estimulación oral y manual, átale los tobillos con una corbata o un pañuelo. De este modo te resultará mucho más fácil que no pierda la postura.

  • Generalmente, para que la mujer adopte la posición correcta basta con que cierre las piernas mientras tú -con los dedos de una mano dentro de ella y la otra mano bajo las nalgas— te colocas encima de ella y le sujetas las piernas con todo el peso de tu cuerpo.

REPASEMOS

En este capítulo hemos visto la importancia de ayudarla a mantener la posición correcta. Concéntrate en que esté lo más quieta posible y limita sus movimientos. Asegúrate de que tiene las piernas bien cerradas.