29 Cómo aumentar la tensión: Segunda parte

LAMETONES

Ahora que el glande del clítoris se ha acostumbrado a tu lengua es el momento de variar el modo de lamer y de jugar un poco: deja que tu lengua interprete un solo, pero recuerda las advertencias de Strunk y White: “Sé claro. ¡Usa la lengua con desenfreno pero de modo que se te entienda!”. No rompas el ritmo una vez establecido: refuérzalo.

Lametones horizontales

La mayoría de los lametones son verticales, de abajo arriba, pero si lames enérgicamente el glande en sentido horizontal ella se volverá loca, sobre todo cuando la lengua está muy húmeda y baña el glande en toda su extensión.

Lametones en diagonal

Inclina la cabeza a derecha o izquierda (lo que te resulte más cómodo) presionando el oído contra el muslo de ella. Lame entonces desde una esquina inferior del clítoris en diagonal hacia arriba, rozando el glande en el proceso. Si lo haces correctamente notarás que los lametones son más lentos, pues tendrás que esforzarte más en cada uno y estarás usando el lado de la lengua en lugar de la parte delantera. Esta posición puede ser algo molesta para el cuello, pero seguro que a ella el cambio de ritmo y dirección le resulta delicioso, porque los lametones serán más intensos y ligeramente lentos. Este modo de lamer es más “arrastrado”, y en esa pauta de arrastre produce un imprevisible staccato: la mujer siente unas leves y placenteras punzadas en su interior.

Usa los dos pulgares para separar suavemente los labios menores y dejar expuesto el glande. Rózalo con la lengua de arriba abajo y de derecha a izquierda. Cuando le hayas cogido el tranquillo, masajea con el índice la caña del clítoris.

Lametones de gato

¿Has visto alguna vez a un gato asearse, con movimientos repetitivos, profundamente concentrado y absorto en su tarea? Cuando dispone de tiempo, un gato se limpia muy despacio, trabaja insistentemente sobre la misma zona de pelo antes de pasar a la siguiente.

Los lametones de gato son un ingrediente básico del cunnilingus. Lame toda la vulva con lengüetazos repetitivos y breves, como un felino escrupuloso. Asegúrate de no rozar el glande hasta el final, y entonces, como un gato que encuentra una zona necesitada de especial atención, concéntrate allí y aplica una presión mayor.

El dedo oculto

Sigue con el índice los movimientos de la lengua. La dureza del dedo tras la humedad y suavidad de la lengua produce un contacto muy placentero. Empieza con lametones verticales y horizontales y ejecuta luego movimientos más complicados.

Lengua plana, lengua quieta

Ésta es una de las posiciones menos valorada y utilizada de la lengua. Y es magnífica para inducir el orgasmo, pero sobre todo para respirar entre lametón y lametón. La lengua plana y quieta es como un descanso en el partido o un paréntesis entre dos escenas. Ofrece la oportunidad de cambiar el escenario y da un respiro a los actores, sin que el público se canse y abandone el teatro. Deja descansar la lengua firme y plana en toda la longitud de la entrada de la vagina. Presiona la vulva con la lengua. Luego deja que ella haga el trabajo. Deja que se mueva, que vibre y se frote contra tu lengua. Que haga lo que quiera. Deja que ella marque el ritmo.

Véncela por K. O.

Imagina que sois dos boxeadores en el cuadrilátero y que estáis abrazados en un largo y agotador asalto. Deja que ella le dé una paliza a tu lengua inmóvil. Déjala hasta que se agote. Y, entonces, véncela por K. O. Ésta es la estrategia que empleó Muhammad Ali para derrotar a George Foreman durante el apasionante combate “Thrilla in Manila”. Ali dejó que Foreman le pegara sin piedad por espacio de siete asaltos. Todo el mundo pensaba que estaba agotado. Y de pronto, cuando Foreman ya no podía seguir pegando y apenas era capaz de levantar sus poderosos puños, Ali despertó como un rayo y derribó a su desconcertado contrincante en cuestión de segundos. Haz lo mismo que Ali. Deja que ella empuje y se frote contra tu lengua plana y quieta. No hagas nada. Y luego contraataca con una serie de rápidos lametones en vertical y en diagonal. Chupa enérgicamente y vuelve a dejar la lengua quieta y plana, hasta que se presente la oportunidad de contraatacar de nuevo.

Succión con los labios

Frunce los labios alrededor del glande y succiona suavemente. Esta técnica estimula el flujo sanguíneo en el clítoris, un aspecto tan importante en el proceso de respuesta sexual femenina que la Federación de Centros de Salud de Mujeres Feministas aprobó el Eros-CTD (Clitoral Therapy Device: Mecanismo de Terapia Clitoridiana) para el tratamiento de algunos trastornos femeninos. El artilugio en cuestión es una pequeña bomba conectada a un diminuto envase de plástico que se encaja en la cabeza del glande del clítoris con el fin de estimular los efectos del cunnilingus y producir el orgasmo. Las investigaciones han demostrado que el CTD incluso podría prevenir la fibrosis de las arterias clitoridianas en mujeres de edad avanzada. ¡Pero tú lo harás mucho mejor que el aparato!

REPASEMOS

En este capítulo hemos introducido algunas técnicas lúdicas para variar el ritmo de la lengua.

Estas técnicas son importantes en la medida en que permiten mantener un contacto continuado con el clítoris al tiempo que aportan variedad y aumentan la excitación. Cuando interpretes un solo de lengua, no rompas el ritmo una vez establecido: refuerzalo.

Lametón literario número dos

Hay una técnica de aplicar la lengua que rinde tributo a Vladimir Nabokov, autor del clásico Lolita y de la magnífica frase: «Lo-li-ta: la punta de la lengua completa un viaje en tres pasos por el paladar que concluye en los dientes”.

Son numerosos los libros de sexo que ensalzan con entusiasmo el placer derivado de dibujar el alfabeto con la lengua sobre la vulva de la mujer. Aunque sobre el papel la cosa suena bien, en la práctica no funciona. Si quieres escribir el alfabeto con la lengua, traza siempre la misma letra, despacio y uniformemente.

Intenta escribir una “F” mayúscula, empezando con un lametón largo e intenso de abajo arriba, seguido de un generoso barrido superior sobre el glande y culminando con una rúbrica justo debajo del capuchón del clítoris.

O, a la inversa, prueba con la “i” minúscula, desplazándote a lo largo de la entrada de la vagina para colocar el punto sobre el glande. Repite la misma letra cien o mil veces, aplicando progresivamente más presión con la lengua hasta que el signo, como un jeroglífico antiguo, quede indeleblemente grabado en cada fibra de su ser.