24 Un rápido repaso a los diez puntos calientes de la red clitoridiana

Antes de empezar el partido repasaremos rápidamente las zonas de la red clitoridiana donde concentraremos toda nuestra atención, así como los tipos de estimulación más adecuados. (Éste es un momento excelente para repasar las ilustraciones de la Primera parte y usarlas como referencia visual).

No te dejes abrumar por las numerosas partes del clítoris. Al principio puede parecer difícil asimilarlas todas, pero con un poco de esfuerzo se puede llegar muy, muy lejos. Créeme cuando te digo que, a medida que repasemos las técnicas, la “geografía de la excitación” te resultará absolutamente familiar, y antes de lo que imaginas distinguirás el “frenillo” de la “comisura anterior”.

Tómatelo en serio: en cuanto conozcas las partes del clítoris serás el primero de la clase.

  • El glande (visible), conocido también como cabeza y corona y coloquialmente llamado botón, perla, etc. Con más de ocho mil terminaciones nerviosas destinadas al placer, el glande hace honor al dicho de “el mejor perfume se ofrece en envase pequeño”. Es tan sensible a la estimulación que necesita una capucha protectora o “prepucio” en el momento de alcanzar el clímax. Tanto el glande como su capucha protectora responden tanto a los movimientos suaves y rítmicos de la lengua como a una presión más intensa, cuando ella se encuentra suficientemente excitada.
  • El nódulo clitoridiano (oculto) incluye el popular punto G, un modo erróneo de calificar esta zona amplia y sensible. Situada en lo más alto del techo vaginal -partiendo de la antesala de la vagina y avanzando hacia el canal del parto apenas cinco centímetros-, esta acumulación de tejido esponjoso rodea la uretra y responde excelentemente a la presión con la punta del dedo. Antes que concentrarse en buscar el punto hay que concentrarse en estimular la zona.
  • El monte de Venus (externo) se encuentra situado justo encima del nódulo clitoridiano. Masajear el monte de Venus con la palma de la mano estimula el nódulo desde la parte superior. Piensa que el nódulo es un cúmulo invisible de terminaciones nerviosas encajado entre el monte de Venus y el canal de la vagina, y podrás estimularlo tanto desde arriba como desde abajo.
  • La comisura frontal (externa). La suave región situada justo por encima del glande y la capucha del clítoris contiene también fibras nerviosas y abarca la caña o tronco (interna), una estructura sensible similar a un cordón que asoma bajo la piel de la comisura anterior al ser estimulada. Al igual que el glande, la comisura anterior y la caña responden inicialmente al contacto con la lengua, pero, una vez excitadas, anhelan la presión más intensa del labio y la encía superior o la punta del dedo.
  • El frenillo (externo) es la zona situada debajo del glande, donde los labios menores se unen por su parte superior. Responde tanto a la lengua como a una presión más intensa. Al igual que el glande y la comisura anterior/caña, el frenillo desempeña un importante papel en el proceso de respuesta sexual. Lo cierto es que estas tres zonas del clítoris en su conjunto se llevan la mejor parte en lo que al placer se refiere.
  • Los labios menores (externos) se hinchan hasta casi duplicar su tamaño al concentrarse en ellos la sangre con la excitación y responden sobre todo a la lengua, los mordiscos suaves y los pellizcos con punta de los dedos.

UNA CUESTIÓN DE SENSIBILIDAD

Pregunta: «Mi novia dice que no le gusta el cunnilingus porque le duele. No lo entiendo. ¿Cómo le puede doler? Se lo hice una vez y ahora no quiere que lo repita. ¿Qué es lo que hice mal?» (Steve, 32 años).

Respuesta: Seguramente fuiste algo brusco, o demasiado entusiasta, y no te diste cuenta. Pregúntale si te deja intentarlo otra vez, y prométele que irás con cuidado. Dile que pararás de inmediato si te lo pide. Recuerda que el glande del clítoris es muy sensible, tanto que muchas mujeres no pueden soportar un mínimo roce, especialmente al principio de una sesión de cunnilingus.

Ve adelante, sé lo más cuidadoso que puedas y evita el contacto con el glande al menos hasta que esté visiblemente excitada. Céntrate en los labios y la entrada de la vagina, y dedica algo de atención al perineo. No te olvides de la comisura anterior y del frenillo, las zonas justo por encima y por debajo del glande. Procura que los lametazos sean suaves, no intensos.

Cuando estimules su glande por primera vez, presiona con cuidado la punta húmeda de la lengua y mantén esa posición. Como si de un fino rocío se tratara, humedece ese punto con tu saliva. Puede que ella se estremezca ante ese contacto, pero debes mantener ese gesto a no ser que te pida que te apartes.

Deja que se acostumbre al contacto de tu lengua en su clítoris. Quédate quieto y deja que sea ella la que empiece a moverse; deja que sea ella también la que decida hasta qué punto soporta la presión de tu lengua. Deja que lleve la voz cantante en la delicada danza entre lengua y clítoris.

  • La antesala vaginal (externa) contiene los restos del himen y, cuando se encuentra muy excitada y lubricada, responde sobre todo a lametones lentos y prolongados y cosquillas con la punta de los dedos.
  • La horquilla (externa) es la zona situada en la base de la antesala vaginal, donde converge la parte inferior de los labios menores, y responde a lametones entrecortados y cosquillas con la punta de los dedos que se limiten a rozar la antesala de la vagina.
  • El perineo (externo) es la región epidérmica que se extiende entre la horquilla y el ano y está revestida por un tejido esponjoso eréctil que conecta el ano con la red clitoridiana y cubre la base de la vagina. Esta zona responde bien tanto a los lametones como a presión de los dedos y los pellizcos con el pulgar y el índice, que la estimulan tanto por dentro como por fuera.
  • El ano (externo), cubierto de tejido y músculo que lo conectan con la red clitoridiana, participa en el proceso de respuesta sexual y, al igual que los músculos pélvicos, se contrae repetidamente durante el orgasmo. Esta zona responde bien a la presión con la punta de los dedos, la introducción de la punta del dedo y los movimientos de la lengua, pero contiene bacterias que no conviene mezclar con otras zonas de la vulva.