14 Resumen de la respuesta sexual femenina

ACTO PRIMERO. LOS PROLEGÓMENOS: LA LLAMADA A LA ACCIÓN

Los prolegómenos activan cuerpo y mente hacia la respuesta sexual.

  • Docenas de hormonas y de sustancias químicas se liberan en el torrente sanguíneo para que, en palabras de Theresa L. y M.D. Crenshaw, autora del libro The Alchemy of Love and Lust, la mujer sienta un “colocón emocional”.
  • El flujo sanguíneo se concentra en la región pélvica; las terminaciones nerviosas de la región genital se activan, y la sangre se acumula en el tejido eréctil.
  • La piel se vuelve extremadamente sensible al tacto en todo el cuerpo.
  • Los pechos aumentan de tamaño y la estimulación de los pezones propicia la producción de oxitocina, una hormona que genera placenteras sensaciones en toda el área genital.
  • A medida que el fluido de los vasos sanguíneos atraviesa las paredes de la vagina, las glándulas vulvovaginales segregan pequeñas cantidades de un fluido denso que actúa como lubricante.
  • El glande del clítoris sale de su capucha.

ACTO SEGUNDO. EL NUDO ARGUMENTAL: TENSIÓN Y LIBERACIÓN

  • La tensión muscular se extiende a todo el cuerpo; la respiración se acelera, la sangre bombea con fuerza y se intensifica el ritmo cardiaco.
  • La entrada de la vagina se estrecha al tiempo que sus zonas más profundas se ensanchan y aumentan al menos cinco centímetros su longitud.
  • El tronco, las piernas y los cuerpos cavernosos del clítoris se tensan, estiran y alargan.
  • El tejido esponjoso del nódulo clitorídeo se hincha, y su protuberancia se percibe claramente en el techo vaginal.
  • Los músculos isquiocavernosos se tensan y hacen que el glande del clítoris, extremadamente sensible, se oculte bajo su capuchón, donde permanecerá hasta el momento del orgasmo.
  • Los músculos bulbocavernosos, situados entre el útero y los labios menores, se tensan en los extremos, involucrando al útero en el proceso de respuesta y el clímax sexual.

A medida que la acción se desarrolla:

  • La piel cobra un tono sonrosado y la respiración se vuelve más profunda.
  • El ritmo cardíaco se eleva notablemente y el cuerpo entero se congestiona.
  • Los labios menores cambian de color, oscureciéndose con la concentración de flujo sanguíneo.

Durante el proceso de excitación la sangre se concentra en el tejido eréctil, lo que provoca que el glande del clítoris casi duplique su tamaño.

Por último, toda la tensión muscular acumulada explota en el momento del orgasmo, acompañado de una rápida secuencia de contracciones rítmicas.

  • Las paredes vaginales y los músculos del suelo pélvico se contraen rítmicamente a intervalos de unos 0,8 segundos.
  • Los esfínteres del recto se contraen igualmente en sincronía con las contracciones genitales. El útero se contrae como consecuencia de la liberación de oxitocina.
  • Estas contracciones producen oleadas de placer; en el caso de algunas mujeres el orgasmo va acompañado por la eyaculación de pequeñas cantidades de un fluido alcalino y claro.

El número de contracciones orgásmicas puede oscilar entre las tres y las quince por término medio, si bien Masters y Johnson estudiaron el caso de una mujer que experimentaba orgasmos de 43 segundos, con más de 25 contracciones sucesivas. Igualmente se ha observado que las mujeres embarazadas experimentan a veces orgasmos más prolongados, como consecuencia de la acumulación persistente de fluido sanguíneo en sus genitales.

Aunque no se trata de una regla exacta, las mujeres suelen experimentar durante el orgasmo entre 6 y 10 contracciones, mientras que los hombres sólo tienen entre 4 y 6. Una vez más, esto nos hace recordar la afirmación de Masters y Johnson según la cual la mujer “tiene una capacidad para la respuesta sexual infinitamente más grande que la que cualquier hombre pudiera soñar”.

El orgasmo, que se origina en la región genital, se extiende a menudo por todo el cuerpo. Es muy distinto en cada mujer, tanto que los estudiosos del sexo hablan a menudo de una sensación única que definen como “huella dactilar orgasmica”.

La novela de Norman Rush, Mortals, contiene un extraordinario pasaje en el que el personaje principal relata cómo describe el orgasmo su mujer o, según palabras de ésta, “lo que se siente cuando una se pone muy caliente”:

Al principio sientes que no eres más que una gota de aceite sobre un mantel blanco, nada más que una pequeña gota de aceite; y de repente empiezas a extenderte en todas las direcciones y te conviertes en una mancha; la gota se expande y se convierte en una mancha luminosa que abarca todo el universo, y el proceso de expansión forma parte de ello.

ACTO TERCERO. DESENLACE: EL REGRESO AL EQUILIBRIO

Tras el orgasmo el juego concluye con un regreso a la calma al estado previo a la excitación. Los hombres y las mujeres difieren de un modo muy llamativo en esta fase; ellos pierden rápidamente la erección y pasan a lo que se conoce como periodo refractario, es decir, el intervalo necesario antes de que sea posible tener una nueva erección.

Los genitales de las mujeres tardan mucho más en recuperar su estado normal; entre 5 y 10 minutos. Las mujeres no suelen quedarse dormidas, sus genitales no se vuelven hipersensibles (a excepción del glande); y no pasan por un periodo refractario, sino que les basta con una mínima estimulación para hallarse en condiciones de repetir el proceso desde el principio.

La diferencia con la que hombres y mujeres experimentan el momento posterior al orgasmo explica que las mujeres necesiten más interacción, mientras que los hombres se dan la vuelta y se quedan dormidos. Si bien se ha escrito mucho sobre la “insensibilidad” masculina y la “necesidad” femenina en este sentido, considero más eficaz comprender que esta diferencia tiene una base biológica (los hombres se derrumban inmediatamente después del orgasmo, mientras que las mujeres se recuperan más despacio), de ahí que no sea conveniente enzarzarse en análisis ni enfadarse o montar una escena; hombre y mujer deben respetar y aceptar sus mutuas diferencias. Puedes quedarte dormido, pero abrazado a ella.

En resumen, en estos tres actos se condensa la narrativa del proceso de excitación. Aunque esta estructura sea universal, cada historia particular es única y distinta, se desarrolla tiene mucho que ver con el carácter de sus protagonistas. A veces, tendrá lugar en el lapso de unos minutos; otras, durará horas. En la Poética se dice claramente que la única regla es que la acción fluya “de manera ininterrumpida” y tenga lugar en un plazo de veinticuatro horas. Tal y como señalaba Aristóteles, “pues la belleza del todo depende no sólo de la ordenada disposición de las partes que lo componen, sino también de la magnitud de las mismas”.