12 Humedad relativa

La vagina es vital para el proceso reproductor, como canal del parto, receptáculo del esperma y conducto para la expulsión de la sangre menstrual, pero no lo es para el placer.

En ausencia de excitación sexual, la vagina es un tubo comprimido, de unos doce centímetros de longitud, compuesto de músculos y revestido de membranas mucosas no muy distintas de las que cubren nuestra boca. En estado de excitación sexual la vagina se dilata y se abre para alojar al pene, aumenta varios centímetros a lo ancho y a lo largo, creando así lo que Masters y Johnson denominan el efecto “globo”. Entretanto, el tercio exterior de la vagina se estrecha y se tensa a medida que las partes del clítoris que allí se localizan se llenan de sangre; esta compresión produce un “puño clitorídeo” que estimula el orgasmo masculino al presionar y frotar el pene.

En las prácticas sexuales taoístas, las secreciones vaginales se consideran una parte esencial del Ying femenino, una libación que tiene que ser saboreada para alcanzar la armonía entre el Ying y el Yang y que recibe el nombre de “flor de luna”.

La vagina empieza normalmente a lubricar al poco tiempo de la estimulación; produce unas gotas de sudor que a veces reciben el nombre de transpiración vaginal. Inmediatamente debajo de la antesala vaginal se encuentran los conductos que conectan las glándulas vulvovaginales, donde se segrega un fluido espeso que en combinación con la transpiración vaginal contribuye a lubricar la antesala de la vagina.

Como veremos más adelante en la sección dedicada a los prolegómenos, la lubricación es una parte muy importante del proceso de excitación, pero en modo alguno puede considerarse como un indicador inequívoco de excitación sexual femenina. Puede haber lubricación sin necesidad de excitación. Estas secreciones son el modo natural con el que la vagina se protege de bacterias externas. También al contrario, la mujer puede excitarse mucho sin lubricar necesariamente.

La capacidad de la mujer para lubricar depende de diversos factores, por ejemplo su nivel de estrógenos, su dieta y el estrés, por citar tan sólo algunos. Y mientras que la lubricación se relaciona con el proceso de excitación sexual y desempeña una importante función en la actividad posterior, determinar si la mujer está preparada depende de distintos factores y es en última instancia un arte más que una ciencia.

Ahora que ya conocemos las distintas partes del clítoris, tanto externas como internas, veamos con más atención cómo se relacionan y combinan durante el proceso de respuesta sexual.

Una vez más recurrimos a Strunk y White: “Antes de abordar una composición es preciso calibrar la naturaleza y la amplitud de la empresa, y elaborar un esquema adecuado… No te lances a ciegas…, podrías confundir los árboles con el bosque y el esfuerzo sería agotador”.

Resumen de las dieciocho partes del clítoris

En The Clitoral Truth, Rebecca Chalker identifica las dieciocho partes del clítoris a partir de los estudios de la Federación de Centros de Salud de Mujeres Feministas. Ofrecemos aquí una versión abreviada. (No te dejes abrumar por lo extenso de la lista; en la Segunda parte de este libro nos ocuparemos más ampliamente de todos los puntos calientes, uno por uno, y no tardarás en tenerlos en la punta de la lengua).

1. La comisura anterior (el punto donde los labios mayores se encuentran en la base del monte de Venus).

2. El glande (o cabeza).

3. Los labios menores o labios internos.

4. La capucha del clítoris.

5. El frenillo (el punto donde los bordes externos de los labios menores se unen justo por debajo del glande).

6. La horquilla (el punto donde los labios menores se unen por debajo de la antesala vaginal).

7. El himen, o sus restos, visible justo en el interior de la antesala vaginal.

8. El tronco (o caña) del clítoris, que une el glande con las piernas. 9. Las piernas del clítoris, dos extensiones de tejido eréctil en forma de espoleta.

10. Los cuerpos cavernosos, dos protuberancias de tejido esponjoso y eréctil.

11. La esponja uretral o punto G (unida al techo de la vagina).

12. Las glándulas parauretrales: glándulas de la próstata femenina, que producen la eyaculación.

13. Las glándulas vulvovaginales, que expulsan una pequeña cantidad de lubricante.

14. La esponja perineal, una densa red de vasos sanguíneos situada bajo el perineo.

15. Los músculos del suelo pélvico.

16. Los músculos isquiocavernosos y bulbocavernosos.

17. El nervio pudendo o nervio genital complejo, que transporta los mensajes a lo largo de la espina dorsal, entre el cerebro y el clítoris. Chalker rebautizó esta zona del clítoris con un término más preciso y exento de las connotaciones vergonzantes del original latino. El «pudor» es para este autor, como para muchos otros, un concepto anticuado y propio de otros tiempos.

18. Los vasos sanguíneos, que aumentan la cantidad de flujo en la región pélvica y llenan los tejidos eréctiles, haciendo que éstos se inflen.